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NASA impulsa la próxima generación de propulsión orbital con nuevas tecnologías estadounidenses

NASA impulsa la próxima generación de propulsión orbital con nuevas tecnologías estadounidenses

La agencia espacial estadounidense NASA da un paso al frente en su apuesta por revolucionar las capacidades de maniobra y permanencia de satélites en órbita. Dentro de su estrategia de fomentar la innovación a través de la colaboración público-privada, ha seleccionado a dos firmas emergentes, Cambrian Works (Reston, Virginia) y Katalyst Space Technologies (Flagstaff, Arizona), para que desarrollen estudios de concepto en torno a tecnologías de elevación orbital. Este avance busca reforzar la autonomía y la flexibilidad de las misiones espaciales en el entorno terrestre, un objetivo clave ante la creciente congestión y complejidad del espacio cercano a nuestro planeta.

La maniobra de elevación orbital —o “orbit raising”— es fundamental para prolongar la vida útil de los satélites, reajustar su posición y hacer frente a las amenazas que representan los residuos espaciales. Tradicionalmente, este tipo de operaciones dependía de la propulsión química convencional a bordo del propio satélite, lo que limitaba tanto la masa útil como la duración operativa de los ingenios espaciales. Sin embargo, las nuevas tendencias en el sector apuntan a soluciones innovadoras, como el uso de remolcadores espaciales y tecnologías de propulsión eléctrica avanzada, capaces de mover satélites entre diferentes órbitas con mayor eficiencia y menores costes.

El reto de la elevación orbital

En la actualidad, la mayoría de los satélites que operan en órbitas bajas —especialmente en la región de los 400 a 1.200 kilómetros de altitud— enfrentan una degradación progresiva de su órbita debido al rozamiento atmosférico residual y a las perturbaciones gravitatorias. Esta situación obliga a realizar maniobras periódicas de corrección, consumiendo una parte significativa del combustible a bordo. Cuando este se agota, el satélite pierde capacidad de maniobra y queda expuesto a colisiones o a una reentrada descontrolada.

El desarrollo de tecnologías que permitan elevar la órbita de estos satélites después de su despliegue —o incluso recuperarlos para llevarlos a una órbita segura— representa un salto cualitativo en la gestión del tráfico espacial y la sostenibilidad a largo plazo de las constelaciones. Además, estos sistemas podrían permitir el reciclaje o la reutilización de plataformas ya existentes, alineándose con la tendencia hacia la economía circular en el espacio.

La apuesta de NASA y la colaboración privada

La selección de Cambrian Works y Katalyst Space Technologies se enmarca en un programa competitivo de la NASA para identificar soluciones disruptivas en el ámbito de la propulsión y el servicio en órbita. Ambas compañías han recibido financiación inicial para desarrollar estudios de viabilidad y diseño de conceptos, que en una segunda fase podrían materializarse en demostradores tecnológicos lanzados al espacio.

Cambrian Works, especializada en arquitectura de sistemas espaciales y servicios de movilidad orbital, planea investigar nuevas formas de transferencia de energía y propulsión eléctrica de alta eficiencia. Por su parte, Katalyst Space Technologies se centra en el desarrollo de plataformas modulares y sistemas de acoplamiento autónomo, que facilitarían la interacción segura entre remolcadores y satélites.

Este tipo de iniciativas se suman a la tendencia global por parte de actores tanto públicos como privados de impulsar el mercado de servicios en órbita. Empresas como SpaceX y Blue Origin han revolucionado el acceso al espacio con cohetes reutilizables y plataformas logísticas, mientras que compañías como Astroscale, Northrop Grumman o la española PLD Space trabajan en soluciones para la retirada de residuos y el mantenimiento de satélites.

Contexto internacional y avances recientes

El auge de las mega-constelaciones de satélites, como Starlink de SpaceX o Kuiper de Amazon, ha incrementado de forma exponencial el número de ingenios en órbita baja. Esto ha hecho más urgente la necesidad de tecnologías que permitan gestionar de manera eficiente el tráfico espacial y evitar la proliferación de residuos. La Agencia Espacial Europea (ESA) y otras agencias como Roscosmos o la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) también han lanzado iniciativas y colaboraciones para el desarrollo de remolcadores espaciales y sistemas de propulsión eléctrica avanzada.

En este contexto, la labor pionera de la NASA podría marcar un antes y un después en la gestión del entorno orbital terrestre, facilitando el mantenimiento, la reparación y la retirada segura de satélites, así como la expansión futura hacia órbitas más altas o misiones interplanetarias.

Perspectivas para el futuro

La culminación exitosa de estos estudios podría derivar en la creación de una flota de vehículos de servicio en órbita, capaces de operar de manera autónoma y cooperativa con satélites de diferentes generaciones y fabricantes. Esto abriría la puerta a una nueva era de infraestructuras espaciales resilientes, modulares y adaptativas, esenciales para responder a los retos de la exploración y el uso sostenible del espacio en las próximas décadas.

El compromiso de la NASA con la innovación y la colaboración con empresas emergentes refuerza el liderazgo estadounidense en el sector espacial, al tiempo que sienta las bases para un ecosistema orbital más seguro, eficiente y sostenible. (Fuente: NASA)