NASA impulsará el rover europeo Rosalind Franklin hacia Marte en 2028

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha recibido una importante confirmación por parte de la NASA: la agencia estadounidense colaborará activamente en el programa del rover Rosalind Franklin, cuyo lanzamiento hacia Marte está previsto para 2028. El anuncio, realizado durante la conferencia espacial de Bremen, Alemania, pone fin a meses de incertidumbre y garantiza la continuidad de una de las misiones de exploración planetaria más ambiciosas de la próxima década.
El proyecto Rosalind Franklin, anteriormente conocido como ExoMars, ha sufrido numerosos retrasos y contratiempos desde su concepción. Originalmente planeado para despegar en 2020, la misión fue aplazada primero a 2022 debido a problemas técnicos, y posteriormente a 2028 tras la suspensión de la cooperación con Rusia, que iba a suministrar el módulo de aterrizaje. Desde entonces, la ESA ha buscado nuevos socios internacionales para rescatar la misión, y la implicación de la NASA supone un espaldarazo decisivo.
Un rover pionero en la búsqueda de vida marciana
El Rosalind Franklin, bautizado en honor a la científica británica clave en el descubrimiento de la estructura del ADN, se distingue de los anteriores vehículos marcianos por su capacidad de perforar hasta dos metros bajo la superficie de Marte. Esta habilidad es única: hasta ahora, los rovers de la NASA, como Curiosity y Perseverance, solo han podido analizar el regolito superficial, donde la radiación cósmica puede haber destruido cualquier rastro de materia orgánica compleja.
El taladro avanzado del Rosalind Franklin, desarrollado en Europa, permitirá acceder a estratos protegidos de la radiación, donde podrían conservarse compuestos orgánicos o, incluso, huellas de vida pasada. El rover está equipado con un laboratorio de análisis in situ llamado ALD (Analytical Laboratory Drawer), que incluye instrumentos de última generación como espectrómetros de masas, cromatógrafos de gases y microscopios ópticos y de fuerza atómica. Estos equipos permitirán estudiar la composición química y mineralógica de las muestras recogidas, en busca de biomarcadores que sugieran una posible actividad biológica en el pasado remoto de Marte.
Colaboración transatlántica renovada
La participación de la NASA en el programa es fundamental para suplir los componentes que originalmente iba a proporcionar la agencia rusa Roscosmos. Entre ellos destaca un sistema de aterrizaje de nueva generación, basado en la tecnología utilizada en la misión Mars 2020 de la NASA, que permitirá depositar el rover en la superficie marciana con alta precisión y seguridad. Además, la NASA aportará sistemas de navegación, comunicación y soporte técnico, asegurando que la misión cumpla los exigentes estándares internacionales.
Este anuncio refuerza la cooperación histórica entre Europa y Estados Unidos en la exploración espacial. La NASA y la ESA ya colaboran en otros programas emblemáticos, como la misión Artemis para el retorno humano a la Luna, el telescopio espacial James Webb o las futuras misiones para traer muestras de Marte a la Tierra. Con Rosalind Franklin, ambas agencias unen fuerzas de nuevo para abordar uno de los mayores interrogantes de la ciencia: la existencia de vida más allá de nuestro planeta.
Contexto global y futuro de la exploración marciana
El interés por Marte no se limita a los organismos públicos. Empresas privadas como SpaceX, liderada por Elon Musk, han manifestado su ambición de enviar misiones tripuladas al planeta rojo en la próxima década, mientras que Blue Origin y Virgin Galactic avanzan en el desarrollo de tecnologías para vuelos espaciales comerciales y de investigación. Paralelamente, compañías europeas como PLD Space trabajan en el lanzamiento de cohetes reutilizables, abriendo nuevas posibilidades para el acceso al espacio desde el continente.
El renovado impulso a la misión Rosalind Franklin coincide con un momento especialmente fructífero en la exploración de exoplanetas y la búsqueda de vida extraterrestre. Recientemente, la NASA ha anunciado el descubrimiento de varios planetas potencialmente habitables alrededor de estrellas cercanas, gracias a telescopios como TESS y el propio James Webb. Estos hallazgos, junto con la exploración in situ de Marte, están redefiniendo las fronteras de la astrobiología.
Desafíos y expectativas
A pesar de los avances, la misión Rosalind Franklin todavía debe superar importantes retos técnicos y financieros. La integración de los sistemas estadounidenses y europeos requerirá una coordinación minuciosa, y el desarrollo de un nuevo módulo de aterrizaje supone un desafío de ingeniería sin precedentes en Europa. No obstante, la experiencia acumulada en misiones previas y la solidez de la cooperación internacional permiten ser optimistas.
Si todo transcurre según lo previsto, el rover despegará en 2028 a bordo de un lanzador europeo Ariane 6 y llegará a Marte en 2029. Su misión, de al menos un año marciano (687 días terrestres), podría revolucionar nuestra comprensión sobre la habitabilidad de otros mundos y, quizá, dar el primer paso hacia el descubrimiento de vida más allá de la Tierra.
Con el apoyo renovado de la NASA y el compromiso firme de la ESA, la ciencia europea se prepara para dejar una huella indeleble en el planeta rojo y en la historia de la exploración espacial.
(Fuente: SpaceDaily)
