NASA prueba con éxito el motor RS-25 para futuras misiones Artemis a la Luna

La NASA ha dado un paso clave en la preparación de las próximas misiones Artemis con una nueva y exhaustiva prueba del motor RS-25, celebrado el pasado 20 de junio en el emblemático banco de pruebas Fred Haise, ubicado en el Centro Espacial Stennis en Bay St. Louis, Mississippi. El motor, concretamente la unidad número 20001, fue sometido a un encendido de casi ocho minutos y medio —exactamente 500 segundos—, simulando así el tiempo real de funcionamiento durante el lanzamiento de un cohete SLS (Space Launch System), el vehículo diseñado para devolver a los astronautas estadounidenses a la superficie lunar.
El RS-25, uno de los motores criogénicos más avanzados y fiables jamás construidos, es una pieza clave en la arquitectura del SLS. Este motor, con una historia que se remonta a la era del transbordador espacial, ha sido readaptado y modernizado para satisfacer las exigencias de las misiones Artemis, el ambicioso programa de la NASA que busca establecer una presencia humana sostenible en la Luna y, a largo plazo, preparar el salto a Marte.
Durante la prueba, los equipos técnicos de Stennis monitorizaron en tiempo real los parámetros críticos del motor, como la presión de cámara, el flujo de combustible y las temperaturas de funcionamiento. El RS-25 emplea hidrógeno y oxígeno líquidos como propelentes, alcanzando una potencia de empuje que supera los 1,8 millones de newtons en cada encendido. El ensayo se diseñó para simular con máxima fidelidad las condiciones que enfrentará el motor durante la fase inicial del vuelo, desde el encendido en tierra hasta el agotamiento de combustible.
El proceso de modernización del RS-25 incluye la incorporación de componentes fabricados mediante impresión 3D y el uso de materiales avanzados para reducir costes y mejorar el rendimiento. La NASA, junto con Aerojet Rocketdyne, el contratista principal, ha puesto a prueba varias versiones del motor para asegurar su fiabilidad en el exigente entorno espacial. De hecho, el RS-25 es reconocido por su historial impecable: durante las tres décadas del programa del transbordador espacial acumuló más de un millón de segundos de encendido sin fallos catastróficos.
Este ensayo se inscribe dentro de una batería de pruebas que la NASA está llevando a cabo a lo largo de 2024 para certificar los motores que impulsarán el SLS en las próximas misiones Artemis, incluidas Artemis III y Artemis IV, que tienen como objetivo llevar a la primera mujer y la próxima persona negra a la superficie lunar. El SLS, con sus cuatro motores RS-25 en la etapa central, representa la columna vertebral de la arquitectura de exploración lunar y, eventualmente, marciana, al ser el lanzador más potente construido desde el Saturn V.
Mientras la NASA avanza en el desarrollo de sus propios sistemas, el sector privado también acelera su carrera espacial. SpaceX, por ejemplo, trabaja en su colosal Starship, diseñado para misiones lunares y marcianas, con un sistema de propulsión basado en motores Raptor de metano y oxígeno líquidos. Blue Origin, por su parte, acaba de completar la primera misión tripulada de su módulo lunar Blue Moon y continúa con las pruebas del BE-4, que impulsará su cohete New Glenn.
En el ámbito europeo, la española PLD Space logró recientemente un hito histórico al lanzar con éxito su cohete suborbital MIURA 1 desde Huelva, posicionándose como referente en el desarrollo de micro lanzadores reutilizables. Virgin Galactic, tras superar sus problemas técnicos, ha reanudado los vuelos suborbitales turísticos con su nave SpaceShipTwo, abriendo la puerta a una nueva era de turismo espacial.
Por otro lado, la búsqueda de exoplanetas sigue siendo una prioridad para agencias como la ESA y la NASA. Recientemente, el telescopio espacial James Webb ha detectado moléculas orgánicas en la atmósfera de un planeta fuera del sistema solar, lo que incrementa las expectativas de hallar mundos potencialmente habitables.
La colaboración entre agencias públicas y empresas privadas está redefiniendo el panorama espacial mundial, permitiendo abordar misiones cada vez más complejas y ambiciosas. El éxito continuado de pruebas como la del RS-25 demuestra que la ingeniería espacial avanza con paso firme hacia la próxima gran era de exploración más allá de la Tierra.
Con cada encendido y cada nueva tecnología probada, la humanidad se acerca un poco más a convertir en realidad el sueño de una presencia permanente fuera de nuestro planeta. (Fuente: NASA)

 
							 
							