NASA reabre la competición para el módulo lunar de Artemis III y aviva la carrera lunar

En un giro inesperado pero revelador sobre el futuro de la exploración lunar, la NASA ha anunciado que reabrirá el proceso competitivo para adjudicar el contrato del módulo de aterrizaje lunar que llevará a los astronautas de la misión Artemis III a la superficie de la Luna. Sean Duffy, actual administrador en funciones de la agencia espacial estadounidense, lo ha confirmado en una rueda de prensa que ha sacudido a la industria espacial internacional y, en especial, al ecosistema de empresas privadas que pugnan por hacerse con un papel protagonista en la próxima era lunar.
El anuncio supone un nuevo capítulo en la estrategia de la NASA para el Programa Artemis, destinado a devolver a los seres humanos a la Luna y, más concretamente, a la región del Polo Sur lunar, donde se sospecha la existencia de importantes reservas de hielo de agua. Artemis III está prevista para no antes de 2026, dependiendo del progreso tecnológico y logístico, y será la primera misión en más de 50 años en la que astronautas estadounidenses pisen la superficie lunar.
## Un contexto de rivalidad tecnológica y comercial
Hasta el momento, SpaceX era la empresa seleccionada para desarrollar el módulo de aterrizaje lunar Human Landing System (HLS) basado en su nave Starship, tras imponerse a Blue Origin y Dynetics en la anterior ronda de selección en 2021. La decisión de adjudicar el contrato en exclusiva a SpaceX generó fuertes controversias y protestas formales, especialmente por parte de Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos, que incluso recurrió a los tribunales para impugnar el resultado. Si bien la NASA defendió entonces la elección por motivos de coste y viabilidad, el entorno ha cambiado considerablemente desde entonces.
Según Duffy, la reapertura de la competición responde tanto a la evolución de las capacidades tecnológicas como a la necesidad de asegurar la redundancia y la sostenibilidad a largo plazo del programa lunar. «La lección que hemos aprendido del pasado es que depender de un único proveedor puede limitar nuestra resiliencia y capacidad de respuesta ante imprevistos técnicos o económicos», subrayó el administrador interino.
## Espacio para la innovación y la colaboración internacional
La decisión de la NASA ofrece una oportunidad inmejorable para que empresas estadounidenses e internacionales presenten propuestas innovadoras. Blue Origin, que recientemente ha progresado en los vuelos suborbitales de su New Shepard y mantiene en desarrollo su propio sistema lunar Blue Moon, ya ha confirmado que volverá a competir. Dynetics, que colabora con Sierra Space y otros socios, también baraja presentar una versión revisada de su concepto ALPACA. Incluso no se descartan propuestas conjuntas o alianzas entre actores tradicionales y emergentes.
La medida también podría abrir la puerta a colaboraciones con agencias espaciales europeas (como la ESA), japonesas (JAXA) o canadienses (CSA), que ya participan en el desarrollo del módulo lunar Gateway y otros elementos de Artemis. No obstante, la NASA ha remarcado que el liderazgo y la autoría principal del aterrizador debe recaer en una entidad estadounidense, conforme a las disposiciones de la política espacial nacional.
## Retos técnicos y lecciones del pasado
El reto de desarrollar un módulo lunar tripulado es monumental. El último artefacto diseñado para este fin por la NASA fue el mítico LEM (Lunar Excursion Module) de las misiones Apolo, hace más de cinco décadas. Desde entonces, la arquitectura de los sistemas de aterrizaje ha evolucionado notablemente, incorporando propulsión criogénica, sistemas de navegación autónoma y materiales ultraligeros. El HLS de SpaceX, basado en la gigantesca Starship, plantea la novedad de ser completamente reutilizable y de operar mediante repostaje en órbita, una tecnología en la que la empresa de Elon Musk ya ha cosechado logros significativos en vuelos de prueba, pero aún no ha validado en el espacio profundo.
Por su parte, Blue Moon de Blue Origin opta por un diseño modular, con etapas específicas para descenso y ascenso, y una integración prevista con los sistemas de soporte vital y habitabilidad desarrollados por la NASA y socios internacionales. Dynetics, por su lado, apuesta por un módulo compacto y flexible, que facilita el acceso de los astronautas a la superficie lunar gracias a su baja altura y su plataforma de carga versátil.
## Un impulso al sector privado y la economía espacial
La reapertura del concurso no sólo busca mitigar riesgos tecnológicos, sino también fomentar la competitividad y la innovación en el sector espacial estadounidense. Para empresas como SpaceX, Blue Origin o incluso Virgin Galactic—que aunque centrada en vuelos suborbitales turísticos ha mostrado interés en el desarrollo de tecnologías extraplanetarias—, el anuncio supone un estímulo directo a la inversión y la ingeniería avanzada.
Asimismo, el movimiento podría tener repercusiones en Europa, donde la española PLD Space ha logrado recientemente hitos con el lanzamiento del Miura 1 y el desarrollo del Miura 5, aunque aún lejos de la escala lunar. Sin embargo, la tendencia global hacia la apertura de contratos gubernamentales a consorcios privados y la colaboración internacional es ya una realidad imparable.
## Un futuro lunar más abierto
En definitiva, la decisión de la NASA de reabrir la competición para el módulo lunar Artemis III marca un hito en la nueva carrera lunar. Con más actores en liza, mayor diversidad tecnológica y un enfoque más colaborativo, el regreso del ser humano a la superficie de la Luna podría estar más cerca, más seguro y más innovador que nunca.
(Fuente: NASASpaceflight)
