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Tormentas cósmicas: Hubble capta la furia de la galaxia espiral NGC 1792

Tormentas cósmicas: Hubble capta la furia de la galaxia espiral NGC 1792

Recientemente, el Telescopio Espacial Hubble, un proyecto conjunto entre la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), ha captado una nueva y espectacular imagen de la galaxia espiral NGC 1792, situada a más de 50 millones de años luz de la Tierra en la constelación de Columba, conocida como «La Paloma». Esta galaxia destaca no sólo por su belleza visual, sino también por su intensa actividad interna, que la convierte en un laboratorio natural para el estudio de los procesos más extremos del cosmos.

NGC 1792 presenta un núcleo intensamente brillante, alrededor del cual se arremolinan unos brazos espirales de aspecto «floculento», término que describe la apariencia algodonosa y fragmentada de sus estructuras. A diferencia de las galaxias espirales clásicas, que muestran brazos definidos y continuos, las galaxias de tipo floculento como NGC 1792 exhiben brazos irregulares, con múltiples regiones de formación estelar dispersa y zonas de intensa actividad.

La imagen obtenida por el Hubble revela detalles sin precedentes de estas zonas turbulentas, donde la formación de nuevas estrellas ocurre a un ritmo vertiginoso. Los astrónomos creen que la razón detrás de esta vigorosa formación estelar radica en la abundancia de gas y polvo interestelar, ingredientes esenciales para el nacimiento de estrellas. Las regiones más luminosas que se aprecian en los brazos espirales son, en realidad, gigantescas incubadoras estelares donde la radiación ultravioleta emitida por las estrellas jóvenes ioniza el gas circundante, haciendo que brille con especial intensidad.

Este tipo de galaxias activas son de gran interés para la comunidad científica, ya que sirven para entender cómo evolucionan las galaxias y qué factores determinan la velocidad y eficiencia con la que se forman las estrellas. Además, NGC 1792 podría albergar en su núcleo un agujero negro supermasivo, como ocurre en la mayoría de las galaxias espirales. Sin embargo, en este caso el protagonismo lo acapara la formación estelar, mucho más energética que cualquier actividad asociada al agujero negro central.

La observación de galaxias como NGC 1792 se ha beneficiado enormemente de la tecnología desarrollada en las últimas décadas. El Hubble, desde su lanzamiento en 1990, ha sido un actor fundamental en la revolución de la astrofísica moderna, permitiendo captar imágenes en longitudes de onda desde el ultravioleta hasta el infrarrojo cercano. Gracias a su privilegiada posición fuera de la atmósfera terrestre, el Hubble ha proporcionado imágenes nítidas y datos valiosísimos sobre la morfología y composición de objetos lejanos.

En paralelo, otras agencias y empresas privadas han estado ampliando los horizontes de la exploración espacial. La NASA continúa su desarrollo del telescopio espacial James Webb, que ya ha empezado a enviar datos aún más profundos y detallados sobre el universo primitivo y la formación de sistemas planetarios. Por su parte, SpaceX, la compañía liderada por Elon Musk, no sólo ha revolucionado el acceso al espacio mediante cohetes reutilizables, sino que también ha colaborado en misiones de transporte y acoplamiento a la Estación Espacial Internacional, facilitando experimentos en microgravedad que contribuyen al estudio de la astrofísica y la biología espacial.

Blue Origin, fundada por Jeff Bezos, también avanza en su objetivo de democratizar el acceso al espacio, aunque su enfoque actual se centra en el turismo suborbital y el desarrollo de tecnologías para la exploración lunar, en colaboración con la NASA en el programa Artemis. Mientras tanto, empresas europeas como PLD Space, con sede en España, están apostando por el desarrollo de lanzadores reutilizables y soluciones de acceso al espacio para cargas ligeras, consolidando la presencia europea en el sector aeroespacial privado.

No podemos olvidar el creciente interés por los exoplanetas, cuerpos celestes que orbitan otras estrellas y que son objeto de estudio prioritario para futuras misiones tanto públicas como privadas. El avance en la detección y caracterización de estos mundos abre la puerta al descubrimiento de condiciones aptas para la vida más allá de nuestro sistema solar.

En definitiva, la imagen de NGC 1792 obtenida por el Hubble no sólo es un testimonio del dinamismo de nuestro universo, sino también un recordatorio de la importancia de la cooperación internacional y la innovación tecnológica en el avance del conocimiento humano. A medida que las agencias públicas y las empresas privadas continúan explorando el cosmos, descubrimientos como este nos acercan cada vez más a comprender nuestro lugar en la vastedad del espacio.

(Fuente: NASA)