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Uruguay innova contra la sequía con tecnología satelital de la NASA para vigilar sus embalses

Uruguay innova contra la sequía con tecnología satelital de la NASA para vigilar sus embalses

Uruguay, históricamente conocido por sus abundantes recursos hídricos, se enfrentó en los últimos años a la peor sequía registrada en casi un siglo. Esta crisis hídrica, que amenazó el suministro de agua potable para millones de ciudadanos, llevó a las autoridades uruguayas a buscar soluciones innovadoras más allá de las fronteras nacionales. En un movimiento pionero en la región, la Administración Nacional de las Obras Sanitarias del Estado (OSE) de Uruguay recurrió a la colaboración internacional, estableciendo una alianza estratégica con la NASA para aprovechar sus avanzados recursos de observación terrestre.

La clave de esta cooperación residió en el acceso a los datos de satélites de la NASA, así como en la formación técnica recibida por parte de expertos estadounidenses. Mediante el programa SERVIR, una iniciativa conjunta entre la NASA y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), los técnicos uruguayos recibieron capacitación especializada sobre el uso de imágenes satelitales para la monitorización y gestión de recursos hídricos. SERVIR, que opera en diversas regiones del mundo, tiene como objetivo principal fortalecer la capacidad de los países en desarrollo para utilizar tecnología espacial en la toma de decisiones medioambientales.

La situación en Uruguay era crítica: tras meses sin lluvias significativas, los embalses que abastecen a Montevideo y otras ciudades importantes se encontraban peligrosamente cerca de secarse. El acceso a información precisa y actualizada sobre la cantidad de agua disponible en los principales reservorios se volvió esencial para planificar la distribución y adoptar medidas de emergencia. Aquí es donde la tecnología satelital jugó un papel decisivo.

Gracias a los datos proporcionados por satélites como Landsat y Sentinel, combinados con modelos hidrológicos avanzados, los especialistas uruguayos pudieron desarrollar una herramienta informática capaz de monitorizar en tiempo real el volumen de agua en los embalses clave. Este sistema, alimentado por imágenes tomadas desde el espacio, permitía detectar cambios en la superficie de agua y calcular con precisión la capacidad restante de los reservorios. La información obtenida resultó fundamental para prever escenarios críticos, optimizar el uso del recurso y anticipar posibles cortes en el suministro.

El caso uruguayo se suma a una tendencia global en la que la observación satelital se está consolidando como un recurso indispensable para la gestión eficiente del agua, especialmente en un contexto de cambio climático y fenómenos extremos cada vez más frecuentes. Esta experiencia también resalta el impacto positivo de la cooperación internacional y el papel activo que la NASA desempeña más allá de la exploración espacial, aportando soluciones a desafíos terrestres urgentes.

En paralelo, la NASA continúa demostrando la versatilidad de sus satélites y la utilidad de sus datos para aplicaciones civiles. Mientras las misiones Artemis y los avances en la exploración lunar y marciana acaparan titulares, iniciativas como SERVIR muestran cómo la tecnología espacial puede contribuir de manera directa al bienestar de las sociedades en la Tierra. Por otro lado, otras agencias y empresas privadas del sector espacial siguen avanzando en el desarrollo de herramientas para la observación de la Tierra: SpaceX, por ejemplo, está desplegando constelaciones de satélites Starlink que, además de ofrecer conectividad, podrían en el futuro facilitar la transmisión de datos ambientales en tiempo real. Blue Origin, aunque centrada principalmente en el turismo espacial y el desarrollo de cohetes reutilizables, ya ha expresado su interés en participar en programas de observación y gestión medioambiental.

En Europa, compañías como PLD Space, con sede en Elche, están a punto de realizar lanzamientos de pequeños cohetes suborbitales que podrían servir como plataforma para experimentos en tecnologías de teledetección y sensores avanzados. La Agencia Espacial Europea (ESA) también colabora activamente con la NASA en programas de observación de la Tierra, como Copernicus, que complementan la información captada desde el espacio para la gestión de recursos naturales y la respuesta a desastres.

Mientras tanto, el descubrimiento de exoplanetas y las futuras misiones de exploración planetaria siguen alimentando la imaginación y el interés científico, pero la utilidad inmediata de la tecnología espacial para afrontar problemas urgentes en la Tierra se hace cada vez más evidente. La experiencia de Uruguay es un ejemplo inspirador de cómo la cooperación internacional, la innovación tecnológica y la formación especializada pueden marcar la diferencia ante desafíos medioambientales sin precedentes.

En definitiva, la crisis hídrica uruguaya ha puesto de manifiesto el valor estratégico de las herramientas de observación terrestre desarrolladas por la NASA y otras agencias, subrayando que la colaboración global y el intercambio de conocimientos pueden ofrecer respuestas eficaces a los retos que plantea el cambio climático en todos los rincones del planeta.

(Fuente: NASA)