Vast Haven-1 y NASA validan sistema vital de filtrado de aire para astronautas

La próxima generación de estaciones espaciales comerciales avanza con paso firme gracias a la colaboración entre la empresa estadounidense Vast y la NASA. El proyecto Haven-1, que aspira a convertirse en el primer módulo privado completamente funcional en órbita baja terrestre, ha superado recientemente una fase clave: la validación de su sistema avanzado de filtrado de aire, esencial para la salud y seguridad de los futuros astronautas.
Una prueba decisiva para la vida en el espacio
El ambiente en el interior de una estación espacial debe estar cuidadosamente controlado para garantizar la supervivencia de la tripulación. Uno de los mayores desafíos es la gestión de los contaminantes que se generan inevitablemente en un entorno cerrado: vapores de materiales, productos de limpieza, emisiones de equipos electrónicos, partículas en suspensión e incluso compuestos liberados por el propio metabolismo humano. Si estos compuestos no se controlan, pueden acumularse hasta niveles peligrosos, afectar a la salud de los ocupantes y comprometer el correcto funcionamiento de los sistemas a bordo.
Por ello, la NASA exige que toda estación espacial cuente con un sistema de control de contaminantes traza (Trace Contaminant Control System, TCCS) capaz de mantener el aire limpio y seguro durante todas las fases de la misión, desde el lanzamiento hasta el regreso a la Tierra. El nuevo sistema desarrollado por Vast para Haven-1 ha sido sometido a rigurosas pruebas en el Marshall Space Flight Center, instalaciones de referencia mundial en tecnología de soporte vital para el espacio.
Detalles técnicos del sistema de filtrado
El TCCS de Haven-1 se basa en una combinación de tecnologías de filtrado físico y químico. Incluye filtros HEPA de alta eficiencia para la captura de partículas y polvo, así como cartuchos de carbón activado y materiales catalíticos para la adsorción y neutralización de compuestos orgánicos volátiles, amoníaco y otros gases potencialmente tóxicos. Además, el sistema está equipado con sensores de precisión capaces de monitorizar en tiempo real la concentración de una amplia gama de contaminantes, permitiendo una respuesta rápida ante cualquier desviación de los parámetros seguros.
Durante las pruebas, el sistema fue expuesto a concentraciones controladas de distintos contaminantes típicos del ambiente espacial. Los resultados confirmaron que el TCCS es capaz de eliminar eficazmente todos los compuestos críticos, manteniendo la atmósfera dentro de los límites seguros establecidos por la NASA para misiones tripuladas. El sistema también demostró una notable robustez en situaciones simuladas de emergencia, como un aumento repentino de la contaminación por un fallo de equipo o un derrame accidental de productos químicos.
Innovación y legado de la ingeniería aeroespacial
La validación de este sistema supone un hito para la industria espacial privada. Tradicionalmente, el diseño de sistemas de soporte vital ha sido competencia exclusiva de las agencias espaciales estatales, como la propia NASA o Roscosmos. El desarrollo exitoso de un TCCS avanzado por parte de Vast demuestra la madurez alcanzada por el sector comercial, capaz ya de cumplir con los exigentes requisitos de habitabilidad y seguridad que impone la presencia humana en el espacio.
Haven-1 se perfila así como la punta de lanza de una nueva generación de estaciones espaciales privadas, que podrían tomar el relevo de la Estación Espacial Internacional (ISS) en la próxima década. El sistema de filtrado de aire es solo una de las muchas tecnologías críticas que se están validando en colaboración con la NASA, en un proceso que recuerda al desarrollo pionero de los sistemas de soporte vital para el programa Apollo y, más tarde, para la ISS.
Perspectivas para el futuro de la exploración espacial
Con la validación del TCCS, Haven-1 da un paso decisivo hacia su objetivo de albergar a los primeros astronautas comerciales en los próximos años. La colaboración público-privada entre Vast y la NASA sienta las bases para una nueva era de presencia humana continua en el espacio, donde la seguridad y la salud de las tripulaciones seguirán siendo la máxima prioridad.
Este avance tecnológico refuerza la confianza en la viabilidad de las estaciones comerciales y marca el camino para futuros hábitats en órbita, la Luna o incluso Marte. El éxito de estas pruebas demuestra que el sector privado está preparado para asumir un papel protagonista en la exploración espacial tripulada, consolidando la transición hacia una infraestructura orbital más diversa y sostenible.
(Fuente: NASA)

 
							 
							