ACME Space desvela su innovadora fábrica orbital: lanzamientos con globos de hidrógeno en 2025

La empresa londinense ACME Space ha presentado esta semana sus ambiciosos planes para revolucionar la fabricación en el espacio mediante un sistema pionero: una fábrica orbital denominada Hyperion, que será puesta en órbita baja terrestre (LEO) utilizando globos de hidrógeno como medio inicial de lanzamiento. Si todo marcha según lo previsto, los primeros ensayos de hardware comenzarán en 2025, con el objetivo de iniciar operaciones comerciales en 2027.
El Hyperion Orbital Factory Vehicle (OFV) está concebido para transportar hasta 200 kilogramos de carga útil a la órbita baja. El proceso arranca con el ascenso del vehículo a través de la atmósfera terrestre sostenido por un globo inflado con hidrógeno, un método que reduce significativamente los requerimientos energéticos respecto a los lanzamientos convencionales. Una vez alcanzada la altitud óptima, un módulo propulsor se encarga de completar el trayecto hasta la órbita, llevando consigo materiales y equipos destinados a la fabricación en microgravedad.
El concepto de utilizar globos para lanzar cargas útiles al espacio no es completamente nuevo, pero hasta ahora no había sido adoptado con éxito a escala comercial. ACME Space apuesta por este enfoque como una alternativa más sostenible y económica frente a los cohetes tradicionales, que requieren grandes cantidades de combustible y generan importantes emisiones. Además, el uso del hidrógeno como gas de elevación subraya el compromiso de la empresa con la reducción de la huella de carbono en la industria espacial.
La fabricación en microgravedad es un campo en auge que promete transformar sectores tan diversos como la electrónica, la medicina o los materiales avanzados. En ausencia de gravedad, es posible producir fibras ópticas más puras, cristales farmacéuticos de mayor calidad y aleaciones metálicas imposibles de obtener en la Tierra. Empresas como SpaceX y Blue Origin ya han demostrado la viabilidad técnica de la fabricación en órbita, aunque sus modelos de negocio ponen el foco en el transporte y la logística, más que en la manufactura propiamente dicha.
ACME Space, por su parte, se une así a una lista creciente de actores privados que buscan capitalizar el potencial de la economía espacial. En este sentido, su planteamiento recuerda al de iniciativas como la estación Orbital Reef, impulsada por Blue Origin y Sierra Space, que aspira a ser un parque empresarial en órbita para 2030. Sin embargo, la propuesta de ACME introduce una variante disruptiva al combinar el lanzamiento mediante globos con la capacidad de fabricar en el espacio desde una fase muy temprana.
La NASA y la ESA han experimentado durante décadas con globos estratosféricos para pruebas científicas, pero nunca habían logrado integrarlos en misiones orbitales comerciales. El reto principal reside en la transición entre el ascenso con globo y el encendido del sistema propulsor, que debe ser capaz de operar en condiciones extremas y garantizar la inserción precisa en la órbita deseada. ACME Space afirma haber desarrollado una tecnología propietaria, aunque por el momento guarda en secreto los detalles técnicos de su sistema de transferencia.
La empresa prevé realizar los primeros ensayos en tierra y vuelos suborbitales a partir de 2025, con vistas a validar tanto el diseño como la operatividad del Hyperion OFV. Si los resultados son satisfactorios, la compañía planea ofrecer servicios comerciales dos años después, permitiendo a clientes de todo el mundo fabricar productos de alto valor añadido en el entorno único de la microgravedad.
Este anuncio se enmarca en un contexto de creciente competencia internacional por liderar la próxima revolución industrial en el espacio. Mientras SpaceX continúa dominando el sector de los lanzamientos reutilizables y Blue Origin avanza en proyectos de estaciones espaciales privadas, firmas como PLD Space en España o Virgin Galactic en Estados Unidos exploran nuevas fórmulas de acceso al espacio y fabricación en órbita. Asimismo, el descubrimiento constante de exoplanetas por parte de misiones como TESS y CHEOPS alimenta la visión de una economía espacial cada vez más diversificada y sostenible.
El proyecto de ACME Space supone, por tanto, un paso significativo hacia la democratización del acceso a la órbita baja y la consolidación de nuevas cadenas de valor más allá de la Tierra. Si logra superar los desafíos técnicos y regulatorios, el Hyperion podría situar a Londres en el mapa de la innovación espacial europea, compitiendo de tú a tú con gigantes estadounidenses y asiáticos. El futuro de la fabricación espacial, impulsado por globos y propulsores verdes, podría estar más cerca de lo que pensamos.
(Fuente: SpaceNews)
