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China impulsa el sector espacial privado con el exitoso lanzamiento del Kuaizhou 11

China impulsa el sector espacial privado con el exitoso lanzamiento del Kuaizhou 11

China ha dado un nuevo paso en su ambicioso programa espacial con el lanzamiento, el pasado sábado, de un cohete Kuaizhou 11 desde el Centro de Lanzamiento de Jiuquan, situado en la región autónoma de Mongolia Interior. La misión, ejecutada a las 9:08 de la mañana hora local, ha puesto en órbita con éxito dos innovadores artefactos: la nave experimental de carga DEAR 5 y el satélite Xiwang 5B, ambos desarrollados por entidades privadas chinas.

Este lanzamiento consolida la progresiva apertura de China a la iniciativa privada dentro del sector aeroespacial, siguiendo la estela de lo que ya ocurre en Estados Unidos con empresas como SpaceX y Blue Origin. Tradicionalmente, la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA) y grandes conglomerados estatales han monopolizado el desarrollo y explotación de la tecnología espacial en el gigante asiático, pero en los últimos años el gobierno de Pekín ha incentivado la entrada de startups y compañías privadas para acelerar la innovación, reducir costes y competir con Occidente.

El lanzador Kuaizhou 11, fabricado por la empresa ExPace—filial de la estatal CASIC—, es un cohete de combustible sólido diseñado para misiones de lanzamiento rápido y bajo coste. Con una altura de 25 metros y una capacidad de carga útil de aproximadamente 1.500 kilogramos en órbita terrestre baja, el Kuaizhou 11 representa la respuesta china a la demanda de lanzamientos comerciales y gubernamentales flexibles, un segmento en el que SpaceX ha marcado tendencia con sus cohetes Falcon 9 y Falcon Heavy.

La misión del sábado tenía como objetivo principal poner en órbita la nave DEAR 5, desarrollada por la joven compañía Galactic Energy. DEAR 5 es una nave experimental de carga reutilizable, similar en concepto a las cápsulas Dragon de SpaceX, aunque en una fase inicial de desarrollo. El prototipo probará tecnologías clave como el acoplamiento autónomo, la gestión de carga y el regreso controlado a la Tierra, capacidades que resultan esenciales para facilitar la logística de futuras estaciones espaciales comerciales y misiones de larga duración. La apuesta de China por naves de carga privadas refleja el interés de su sector espacial en adoptar modelos de éxito probados por la NASA a través de colaboraciones con empresas como SpaceX y Northrop Grumman.

Junto a la nave DEAR 5, el cohete Kuaizhou 11 transportó el satélite Xiwang 5B, orientado a misiones de observación de la Tierra y comunicaciones. Este satélite, creado por otra empresa privada emergente, busca demostrar nuevas tecnologías de miniaturización y transmisión de datos en tiempo real para aplicaciones tanto civiles como comerciales. China aspira a liderar el mercado global de satélites de pequeño y mediano tamaño, compitiendo con constelaciones como Starlink de SpaceX o OneWeb, y el Xiwang 5B es un paso más en ese objetivo.

El auge del sector espacial privado chino se produce en un contexto global de intensa competencia y colaboración entre agencias públicas y empresas privadas. En Estados Unidos, SpaceX continúa batiendo récords de lanzamientos y ha revolucionado los viajes espaciales con la reutilización de sus cohetes Falcon, mientras que Blue Origin avanza en el desarrollo de su lanzador New Glenn y el módulo lunar Blue Moon para la NASA. La agencia estadounidense, por su parte, avanza en su programa Artemis para devolver a la humanidad a la Luna, confiando en gran medida en la colaboración público-privada.

En Europa, la empresa española PLD Space ha logrado recientemente el primer lanzamiento exitoso de su cohete Miura 1, marcando un hito para la industria espacial del continente y abriendo la puerta a lanzadores reutilizables desarrollados íntegramente en España. Mientras tanto, Virgin Galactic sigue apostando por el turismo espacial suborbital, con vuelos regulares para clientes privados y experimentos científicos.

En el ámbito de la exploración planetaria, la búsqueda y caracterización de exoplanetas sigue siendo uno de los grandes retos de la astronomía moderna. La NASA, la ESA y la CNSA mantienen activos programas de observación con telescopios espaciales como TESS o CHEOPS, y China ha anunciado recientemente su intención de desarrollar misiones específicas para la detección de mundos habitables en sistemas solares cercanos.

El exitoso lanzamiento del Kuaizhou 11 no solo demuestra la madurez tecnológica de la industria espacial china, sino que también evidencia el creciente papel de las empresas privadas en el desarrollo de nuevas soluciones para la exploración, la logística orbital y las comunicaciones. De este modo, China se posiciona como un actor clave en la nueva carrera espacial, donde la colaboración y la competencia entre entidades públicas y privadas marcarán el ritmo de los avances científicos y tecnológicos en las próximas décadas.

(Fuente: SpaceDaily)