China impulsa una megaconstelación para vigilar el tráfico espacial con 144 satélites

El tráfico en la órbita baja terrestre (LEO) se vuelve cada vez más intenso, tanto por el auge de las megaconstelaciones de comunicaciones como por la proliferación de satélites de observación, experimentales y militares. Ante este panorama, la empresa china Geovis Insighter Technology ha anunciado un ambicioso proyecto: desplegar una constelación de 144 satélites dedicados a la vigilancia y el análisis de la actividad espacial, también conocida como Space Situational Awareness (SSA, por sus siglas en inglés).
La iniciativa sitúa a China en la carrera global por el control y la monitorización del tráfico orbital, un ámbito estratégico por sus implicaciones tanto civiles como militares. Según los responsables de Geovis, los dos primeros satélites experimentales de esta serie despegarán ya en abril, marcando el inicio de una red que aspira a ofrecer vigilancia casi en tiempo real sobre la posición, trayectoria y posible colisión de objetos en órbita.
El auge de la SSA: un reto compartido
La conciencia situacional espacial (SSA) se ha convertido en un elemento clave de la seguridad espacial en las últimas décadas. Con más de 30.000 fragmentos de basura espacial detectados y catalogados, y decenas de miles de satélites activos y desfasados cruzando la órbita baja, el riesgo de colisiones y la necesidad de coordinación internacional resultan cada vez más acuciantes.
Tradicionalmente, Estados Unidos ha liderado esta vigilancia a través de la red de radares y telescopios del Departamento de Defensa, cuyo catálogo es referencia mundial. La NASA y la Fuerza Espacial estadounidense han invertido en sistemas de alerta temprana que comparten datos con operadores internacionales, aunque en ocasiones con ciertas restricciones. Europa, a través de la ESA, y empresas privadas como LeoLabs también desarrollan sus propias redes de seguimiento.
La llegada de constelaciones comerciales como Starlink (SpaceX), Kuiper (Amazon/Blue Origin) o la OneWeb británica ha multiplicado la complejidad del entorno orbital, aumentando el riesgo de colisiones en cadena (efecto Kessler). Empresas como SpaceX han tenido que realizar maniobras de evasión en numerosas ocasiones para evitar choques con basura espacial o satélites no cooperativos.
El papel de China y la estrategia de Geovis
China ha mostrado en los últimos años una decidida apuesta por su autonomía en vigilancia espacial. Aunque el país ya dispone de radares terrestres y telescopios para seguimiento orbital, la constelación de Geovis supondría un salto cualitativo: una red propia y comercial de satélites SSA que podría superar, en términos de cobertura y frecuencia de revisita, a las infraestructuras occidentales.
Los satélites previstos por Geovis Insighter Technology operarán en la órbita baja terrestre, equipados con sensores ópticos y posiblemente de radiofrecuencia para detectar, identificar y rastrear otros satélites y fragmentos de basura. Su cobertura global permitiría una monitorización continua de los objetos más críticos, aportando datos de gran valor tanto para la industria como para agencias gubernamentales.
Se desconoce, por el momento, si la información generada será compartida internacionalmente o se reservará principalmente para clientes chinos y aliados. No obstante, la creación de esta constelación refuerza el papel de China como actor de primer orden en el sector espacial comercial y de defensa.
Contexto internacional: rivalidad y cooperación
En los últimos meses, la competencia en el ámbito SSA se ha intensificado. Estados Unidos ha anunciado la puesta en marcha de nuevos sensores en órbita y la modernización de su red Space Fence, mientras que la ESA avanza en su programa de vigilancia independiente. Por su parte, empresas privadas estadounidenses y europeas buscan ofrecer servicios comerciales de alerta de colisiones y análisis de riesgos, un mercado en claro crecimiento.
En el sector privado, compañías como LeoLabs han desarrollado estaciones de radar en distintas partes del mundo, con capacidad para detectar objetos tan pequeños como 2 centímetros en LEO. Estas capacidades son fundamentales para operadores como SpaceX y OneWeb, que dependen de datos precisos para maniobrar satélites y evitar accidentes catastróficos.
En paralelo, la NASA ha subrayado la importancia de la colaboración internacional en SSA, especialmente ante el aumento de lanzamientos por parte de nuevos actores como India o empresas emergentes en África y Latinoamérica.
Implicaciones para el futuro de la actividad orbital
La iniciativa de Geovis Insighter Technology sugiere que el futuro de la vigilancia espacial estará definido por una combinación de capacidades públicas y privadas, y por la competencia entre grandes potencias tecnológicas. Al igual que ocurre con la navegación por satélite o las redes de comunicaciones, la SSA podría convertirse en un campo de rivalidad estratégica y comercial, con implicaciones directas para la seguridad y el desarrollo económico global.
La proliferación de constelaciones privadas y estatales de vigilancia abre la puerta a un mayor conocimiento del entorno orbital, pero también plantea interrogantes sobre la interoperabilidad, la transparencia de los datos y la prevención de incidentes internacionales. El desarrollo de estándares comunes y la cooperación entre agencias, como promueve la ONU, serán claves para garantizar que el espacio siga siendo un ámbito seguro y sostenible.
En definitiva, la apuesta china por una megaconstelación de SSA refuerza la tendencia hacia una vigilancia orbital cada vez más sofisticada y globalizada, en la que actores públicos y privados compiten y colaboran por el control de la información más valiosa del espacio.
(Fuente: SpaceNews)

 
							 
							