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EEUU y China reavivan el debate sobre la soberanía del «casi-espacio» tras el derribo de un globo

EEUU y China reavivan el debate sobre la soberanía del "casi-espacio" tras el derribo de un globo

El 4 de febrero de 2023, un caza estadounidense F-22 Raptor derribó un globo de gran altitud de origen chino que sobrevolaba el espacio aéreo soberano de Estados Unidos a una altitud estimada de entre 18 y 20 kilómetros. El incidente, ampliamente difundido en medios internacionales, no solo provocó una crisis diplomática entre ambas potencias, sino que también ha reabierto un antiguo debate: ¿dónde termina el espacio aéreo nacional y dónde comienza el espacio ultraterrestre, cuyo uso es libre según la legalidad internacional?

El incidente se produjo tras varios días de seguimiento del globo, que según las autoridades estadounidenses, realizaba tareas de vigilancia y recolección de información, aunque Pekín sostuvo que se trataba de una misión meteorológica civil desviada por accidente. A raíz del derribo, comentaristas y expertos en derecho espacial han puesto el foco en la llamada «zona gris» o «casi-espacio», una franja que se extiende entre los 18 y los 100 kilómetros de altitud, cuya regulación legal sigue siendo objeto de debate.

## Una frontera legal difusa

El espacio aéreo nacional está claramente definido y protegido por la Convención de Chicago de 1944, que reconoce la soberanía de cada Estado sobre la columna de aire situada sobre su territorio. Por encima de esa zona, a partir de los 100 kilómetros de altitud —la Línea de Kármán, reconocida de facto como el inicio del espacio exterior—, el Tratado del Espacio Exterior de 1967 establece la libertad de uso y exploración por parte de todos los países, prohibiendo la apropiación nacional.

Sin embargo, entre ambos límites no existe una definición precisa y universalmente aceptada, ni en el derecho internacional ni en los tratados vigentes. La altitud máxima de operación de aeronaves convencionales ronda los 20 kilómetros, mientras que los satélites y naves espaciales operan muy por encima de los 100 kilómetros. De ahí que la zona intermedia, donde vuelan globos estratosféricos, aviones cohete y ciertos sistemas militares avanzados, permanezca en un limbo jurídico.

## Implicaciones para la defensa y la geopolítica

El caso del globo chino ilustra cómo los avances tecnológicos han convertido este «casi-espacio» en un nuevo escenario de competencia estratégica. Estados Unidos, China, Rusia y otras potencias exploran el uso de vehículos hipersónicos, drones de gran altitud y globos estratosféricos para vigilancia, comunicaciones o incluso despliegue de armas.

La reacción estadounidense, que incluyó el derribo del globo con un misil AIM-9X, fue interpretada como una afirmación de soberanía sobre todo el espacio aéreo hasta donde puedan operar sus sistemas de defensa. China, por su parte, denunció una clara sobrerreacción y una violación del derecho internacional, aunque sin especificar en qué tratados se habría incurrido.

## El precedente histórico y la carrera tecnológica

No es la primera vez que un incidente de este tipo pone a prueba los límites legales y técnicos de la soberanía aérea. Durante la Guerra Fría, los vuelos de aviones espía U-2 estadounidenses sobre la Unión Soviética provocaron graves crisis diplomáticas y dieron pie al desarrollo de tecnologías antiaéreas y de detección cada vez más sofisticadas.

En la actualidad, la proliferación de satélites de observación —con SpaceX a la cabeza gracias a la constelación Starlink y sus lanzamientos frecuentes— ha desplazado parte de la vigilancia estratégica al espacio exterior, donde el derecho internacional es más claro. Sin embargo, globos y vehículos estratosféricos ofrecen ventajas en persistencia, coste y dificultad de detección, lo que explica el renovado interés de potencias como China y Estados Unidos.

Empresas privadas como Blue Origin, Virgin Galactic o la española PLD Space exploran también los límites de la atmósfera con vuelos suborbitales y experimentos científicos en la frontera entre el aire y el espacio. Esta actividad comercial y científica, aunque menos polémica, se beneficia de una mayor claridad legal cuando opera por encima de la línea de Kármán.

## El futuro de la regulación del «casi-espacio»

El vacío legal en torno al «casi-espacio» se ha convertido en una fuente potencial de conflictos y tensiones, especialmente a medida que la tecnología permite operar en altitudes antes inalcanzables. Los expertos reclaman la necesidad de actualizar las normas internacionales para delimitar con mayor precisión las fronteras entre espacio aéreo y espacio exterior, y establecer protocolos claros para incidentes como el del globo chino.

En paralelo, la cooperación internacional en grandes proyectos científicos, como la búsqueda de exoplanetas o la exploración lunar bajo el paraguas de la NASA y la ESA, contrasta con la creciente militarización de las capas altas de la atmósfera y el espacio cercano.

En definitiva, el derribo del globo chino ha puesto de relieve la urgencia de abordar el estatus legal del «casi-espacio», tanto para garantizar la seguridad y la soberanía de los Estados como para evitar escaladas innecesarias en un entorno cada vez más congestionado y competitivo.

(Fuente: SpaceNews)