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El proceso de selección de astronautas comerciales concluye un intenso año de cambios

El proceso de selección de astronautas comerciales concluye un intenso año de cambios

El sector aeroespacial ha vivido un año decisivo en la selección de astronautas comerciales, con un proceso de nominación que culminó el pasado 17 de diciembre tras doce meses de debates, propuestas y reconsideraciones. Esta votación finaliza un ciclo marcado por la eliminación y posterior reincorporación de candidatos, reflejando la evolución de los programas tripulados privados, impulsados tanto por nuevas tecnologías como por la creciente implicación de empresas como SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic.

En este contexto, la figura del “astronauta comercial” ha adquirido un protagonismo inédito en la historia espacial. Frente al perfil clásico del astronauta de agencia estatal, los candidatos actuales deben demostrar no solo habilidades técnicas y físicas, sino también competencias relacionadas con la operación de vehículos desarrollados por empresas privadas, la gestión de riesgos comerciales y la comunicación mediática. La nominación y eventual certificación de estos profesionales depende ahora de comités mixtos, donde la NASA y otras agencias internacionales colaboran con representantes del sector privado.

Este año, el proceso arrancó con una lista inicial de candidatos propuesta por un consorcio de empresas y agencias. Sin embargo, tras varias evaluaciones médicas, psicológicas y técnicas, algunos nombres fueron retirados provisionalmente del proceso. El caso más llamativo fue el de un astronauta con amplia experiencia en vuelos suborbitales con Virgin Galactic, que fue apartado temporalmente tras una revisión de protocolos de seguridad. Finalmente, y tras una auditoría independiente, fue reincorporado a la lista, lo que generó un intenso debate sobre los estándares que deben regir en esta nueva era de vuelos tripulados.

SpaceX, la empresa dirigida por Elon Musk, ha sido protagonista en este proceso. Tras el éxito de sus misiones comerciales a la Estación Espacial Internacional (ISS) y de la histórica misión Inspiration4, la compañía ha intensificado la formación de astronautas privados. En palabras de sus responsables, el futuro de la exploración espacial pasa por democratizar el acceso al espacio, lo que conlleva una revisión profunda de los criterios de selección y la creación de nuevos procedimientos de formación y certificación. SpaceX ha desarrollado, por ejemplo, simuladores avanzados y protocolos médicos propios, integrando a sus candidatos en un programa que combina entrenamiento físico, instrucción técnica y gestión psicológica para vuelos de larga duración.

Blue Origin, la firma fundada por Jeff Bezos, también ha acelerado sus planes. Su cápsula New Shepard ha realizado varios vuelos suborbitales con tripulación comercial, y la empresa ha presentado este año una candidatura múltiple de astronautas para futuras misiones. La compañía destaca la importancia de la diversidad en sus equipos, incorporando perfiles de ingenieros, médicos y divulgadores científicos. Blue Origin ha defendido la necesidad de establecer un marco internacional que regule la figura del astronauta comercial, evitando disparidades entre países y garantizando estándares mínimos de seguridad y capacitación.

Mientras tanto, la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) observan con cierta cautela este proceso de apertura. Ambas agencias han participado como observadores y asesores en el proceso de nominación, aportando su experiencia en la formación de astronautas y en la validación de criterios médicos y técnicos. La NASA, en particular, ha advertido sobre los riesgos de relajar los estándares de seguridad, pero reconoce la importancia de colaborar con el sector privado para impulsar la innovación y garantizar la sostenibilidad de los programas tripulados.

España también ha tenido un papel relevante este año, gracias a los avances de PLD Space. La empresa ilicitana, pionera en el desarrollo de cohetes reutilizables en Europa, ha anunciado que su plataforma suborbital Miura 1 podría acoger en el futuro vuelos tripulados comerciales, abriendo una nueva vía para la formación y certificación de astronautas privados en el continente. PLD Space ha iniciado contactos con universidades y centros de investigación para establecer programas de entrenamiento adaptados a las necesidades del sector emergente.

En paralelo, el auge del turismo espacial con Virgin Galactic ha impulsado una reflexión sobre el significado de ser “astronauta” en el siglo XXI. Los vuelos suborbitales, aunque breves, exigen una preparación física y mental que dista de la de los astronautas profesionales, pero que no debe subestimarse. Virgin Galactic, de hecho, ha colaborado en la definición de los estándares mínimos requeridos para considerar a un pasajero como astronauta comercial, proponiendo una certificación específica avalada por organismos internacionales.

Este año también ha estado marcado por descubrimientos en el ámbito de los exoplanetas y la exploración automatizada, consolidando la tendencia a la colaboración público-privada en la exploración espacial. Tanto la NASA como empresas emergentes han puesto en marcha misiones para identificar mundos habitables fuera del sistema solar, lo que en el futuro podría requerir la formación de nuevos perfiles de astronautas especializados en misiones de larga duración y gestión autónoma de laboratorios científicos en el espacio profundo.

El cierre oficial del proceso de nominación y votación el 17 de diciembre representa un punto de inflexión en la historia de la exploración espacial. La figura del astronauta comercial ya no es una excepción, sino un pilar fundamental en la nueva era de la conquista del espacio, donde la colaboración entre agencias y empresas privadas redefine los límites de lo posible y multiplica las oportunidades para futuras generaciones.

(Fuente: Spaceflight Now)