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Estados Unidos refuerza su escudo espacial ante amenazas hipersónicas: BAE Systems construirá satélites de vigilancia por 1.200 millones de dólares

Estados Unidos refuerza su escudo espacial ante amenazas hipersónicas: BAE Systems construirá satélites de vigilancia por 1.200 millones de dólares

La Fuerza Espacial de Estados Unidos (U.S. Space Force) ha dado un paso estratégico clave en la protección frente a las amenazas hipersónicas al adjudicar un contrato de 1.200 millones de dólares a BAE Systems para el desarrollo y puesta en órbita de una nueva constelación de satélites de vigilancia en órbita terrestre media (MEO). Esta decisión, anunciada por el Space Systems Command (SSC), responde a la creciente sofisticación de misiles hipersónicos desarrollados por potencias como China y Rusia, capaces de maniobrar a velocidades superiores a Mach 5 y evadir buena parte de los sistemas de detección y defensa convencionales.

La nueva constelación de BAE Systems se integrará en el ambicioso programa de la Fuerza Espacial para reforzar la detección y el seguimiento de misiles desde el espacio, un área que hasta ahora ha estado dominada por satélites en órbitas geoestacionaria (GEO) y baja (LEO). El uso de la órbita media, situada entre los 2.000 y los 35.786 kilómetros de altitud, permite una cobertura global más eficiente y un equilibrio óptimo entre la persistencia de observación y la latencia de comunicación.

BAE Systems, que en 2023 adquirió la división de soluciones espaciales de Ball Aerospace, será la encargada de diseñar, fabricar y desplegar al menos una docena de satélites dotados de sensores infrarrojos de última generación. Estos sensores estarán optimizados para detectar la firma térmica de misiles hipersónicos y otros proyectiles avanzados, cuyas trayectorias impredecibles y su capacidad para volar a baja altitud complican la labor de los sistemas tradicionales de alerta temprana. Además, se prevé que los satélites cuenten con enlaces de comunicación por láser, facilitando la transmisión casi instantánea de datos críticos a centros de mando en tierra o incluso a otros activos espaciales y plataformas militares.

Esta iniciativa se enmarca en la estrategia del Pentágono de dotarse de una “arquitectura de defensa en capas en el espacio”, donde la proliferación de satélites pequeños y medianos, distribuidos en diversas órbitas, reduce la vulnerabilidad frente a ataques y asegura la resiliencia operativa. El contrato forma parte del programa “Medium Earth Orbit Missile Track Constellation” (MTC), que complementará al ya conocido sistema de satélites de la Agencia de Desarrollo Espacial (SDA) en órbita baja y al emblemático sistema SBIRS (Space-Based Infrared System) en órbita geoestacionaria.

El desarrollo de sistemas de detección espacial para amenazas hipersónicas constituye uno de los retos tecnológicos más complejos del sector. La velocidad y maniobrabilidad de estos misiles requiere de sensores con una sensibilidad y velocidad de procesamiento superiores a las generaciones anteriores. Además, la integración de inteligencia artificial y algoritmos de fusión de datos permitirá discriminar entre amenazas reales y falsas alarmas en tiempo real, una capacidad crucial para la toma de decisiones en escenarios de crisis.

Este contrato supone también un espaldarazo para la industria espacial privada estadounidense, que en los últimos años ha visto cómo empresas como SpaceX y Blue Origin revolucionaban el lanzamiento de satélites, abaratando costes y acelerando los plazos de acceso al espacio. Aunque la implicación directa de SpaceX, Blue Origin o Virgin Galactic en este contrato concreto es limitada, su tecnología de lanzadores reutilizables y su experiencia en integración de cargas útiles podrían ser aprovechadas para poner en órbita estos nuevos satélites de BAE Systems.

En Europa, empresas como la española PLD Space avanzan en el desarrollo de lanzadores reutilizables y tecnologías asociadas que podrían, en un futuro cercano, posicionarse como alternativas para desplegar constelaciones similares, aunque por el momento Estados Unidos sigue liderando la carrera en vigilancia espacial militar.

La adjudicación a BAE Systems marca un hito en la evolución de la defensa espacial, subrayando la importancia creciente de contar con una infraestructura orbital robusta y diversificada ante la amenaza de armas hipersónicas. El avance de este proyecto será seguido muy de cerca no solo por las agencias estadounidenses, sino por el conjunto de la industria espacial internacional, pública y privada.

La nueva constelación, prevista para entrar en funcionamiento en la segunda mitad de esta década, consolidará a Estados Unidos como la potencia dominante en alerta temprana desde el espacio, en un contexto global marcado por la rivalidad tecnológica y la proliferación de nuevas amenazas. (Fuente: SpaceNews)