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Europa avanza hacia la federación de sus sistemas terrestres para Observación de la Tierra

Europa avanza hacia la federación de sus sistemas terrestres para Observación de la Tierra

Mientras Europa se prepara para lanzar una nueva generación de misiones de Observación de la Tierra (EO, por sus siglas en inglés), un desafío menos visible pero fundamental se manifiesta a nivel terrestre: la gestión eficiente y coordinada de la creciente complejidad de los segmentos de tierra que reciben, procesan y distribuyen los datos satelitales. En respuesta a esta necesidad estratégica, ha surgido el proyecto DOMINO-E, una prueba de concepto que busca federar y optimizar la operación de infraestructuras terrestres a lo largo de todo el continente.

La era de la Observación de la Tierra satelital europea está marcada por proyectos emblemáticos como Copernicus de la Unión Europea, que junto a la Agencia Espacial Europea (ESA) ha desplegado constelaciones de satélites Sentinel capaces de monitorear el cambio climático, la deforestación, la calidad del aire y la gestión de catástrofes desde el espacio. Sin embargo, el éxito de estas misiones no depende únicamente de los ingenios espaciales, sino también de la eficacia de los segmentos terrestres encargados de recibir los datos, procesarlos y ponerlos a disposición de científicos, agencias gubernamentales y empresas privadas.

Históricamente, cada país participante o agencia asociada ha desarrollado sus propios sistemas de segmento terrestre, con infraestructuras y protocolos a menudo dispares. Esta fragmentación, aunque comprensible desde el punto de vista nacional, dificulta la interoperabilidad, aumenta los costes operativos y ralentiza la transferencia de datos críticos, especialmente en situaciones de emergencia. Además, la proliferación de satélites privados y públicos, tanto europeos como internacionales, añade una capa adicional de complejidad, incrementando exponencialmente la cantidad de datos a gestionar.

Es en este contexto donde cobra relevancia el proyecto DOMINO-E (Demonstrating an Operational Multinational Infrastructure for the New EO Era), una iniciativa pionera destinada a demostrar la viabilidad técnica y operativa de una federación europea de segmentos terrestres. Esta federación permitiría compartir recursos, distribuir cargas de trabajo y ofrecer acceso unificado a los datos, independientemente del país de origen o del operador de la infraestructura.

DOMINO-E se concibe como una prueba de concepto respaldada por la ESA y varios socios industriales y académicos del continente. Su objetivo es sentar las bases para una arquitectura digital común, estandarizando protocolos de comunicación, interfaces de software y mecanismos de seguridad, todo ello bajo estrictos criterios de soberanía de datos y cumplimiento normativo europeo. De este modo, se pretende crear una “nube” federada de capacidades terrestres que, más allá de la simple interoperabilidad, habilite la respuesta rápida ante eventos críticos —como incendios, inundaciones o vertidos tóxicos— y mejore la eficiencia del procesamiento masivo de datos para aplicaciones científicas y comerciales.

En términos técnicos, DOMINO-E explora tecnologías de virtualización y computación distribuida, además de la integración de inteligencia artificial para la gestión inteligente de flujos de datos y la asignación dinámica de recursos de procesamiento. Estas innovaciones permitirán, por ejemplo, que un centro de control en Alemania procese datos captados en tiempo real por un satélite Sentinel que sobrevuela la Península Ibérica, utilizando capacidad de cálculo disponible en Italia o Francia, según la demanda del momento.

El reto no es menor: se trata de armonizar infraestructuras heterogéneas, algunas con décadas de antigüedad, con sistemas ultramodernos desplegados recientemente. Además, la federación debe garantizar la seguridad y privacidad de los datos, aspectos especialmente sensibles en aplicaciones relacionadas con la defensa y la protección civil. No obstante, los promotores de DOMINO-E subrayan que los beneficios superarán con creces los desafíos, abriendo la puerta a una Europa más resiliente, autónoma y competitiva en el ámbito espacial global.

Este movimiento hacia la federación de segmentos terrestres no solo es relevante a nivel europeo. En el contexto internacional, compañías como SpaceX y Blue Origin, así como iniciativas de la NASA y agencias emergentes, están apostando por arquitecturas similares para gestionar sus crecientes flotas de satélites y la explosión de datos generados. La coordinación y la eficiencia en tierra se han convertido en factores tan determinantes como la capacidad de lanzar y operar satélites en órbita. De hecho, la integración de segmentos terrestres federados facilitará la colaboración transfronteriza en la investigación de exoplanetas, la vigilancia medioambiental y el desarrollo de servicios espaciales avanzados, en línea con los avances tecnológicos que también persiguen empresas como Virgin Galactic o la española PLD Space.

La prueba de concepto DOMINO-E marca un hito en la carrera europea por mantenerse a la vanguardia de la Observación de la Tierra, demostrando que la innovación no solo se encuentra en el espacio, sino también en la tierra firme donde se gestiona y multiplica el valor de los datos obtenidos. La federación de los segmentos terrestres es la clave para convertir la diversidad europea en potencia, impulsando una nueva era de cooperación, eficiencia y soberanía tecnológica.

(Fuente: SpaceNews)