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Europa impulsa el gasto espacial ante la amenaza rusa, pero la experiencia frena a los lanzadores de nanosatélites

Europa impulsa el gasto espacial ante la amenaza rusa, pero la experiencia frena a los lanzadores de nanosatélites

El creciente clima de tensión entre Europa y Rusia, avivado por el conflicto en Ucrania y el deterioro de las relaciones diplomáticas, ha desencadenado un aumento sin precedentes en las inversiones en defensa y tecnología espacial en el continente. Esta oleada de gasto está destinada, en parte, a reforzar la soberanía europea en el acceso al espacio, un ámbito clave para la seguridad estratégica y la autonomía tecnológica. Sin embargo, el desarrollo de lanzadores propios para satélites pequeños sigue enfrentándose a obstáculos importantes, siendo la falta de experiencia el principal lastre, más allá de la financiación.

**El auge de los lanzadores pequeños en Europa**

En los últimos años, el mercado de pequeños satélites —conocidos como smallsats o nanosatélites— ha experimentado un crecimiento explosivo a nivel global. Se trata de dispositivos compactos, versátiles y económicos que protagonizan la nueva era de la observación terrestre, las comunicaciones y la investigación espacial. El éxito de empresas estadounidenses como SpaceX, que ha democratizado el acceso al espacio con su programa de lanzamientos compartidos, y de compañías como Rocket Lab, ha servido de estímulo para que Europa desarrolle su propia industria de lanzadores ligeros.

En este contexto, firmas emergentes como la española PLD Space, la alemana Isar Aerospace, la francesa Venture Orbital Systems (ahora Latitude) y la británica Orbex se han lanzado a la carrera para ofrecer servicios de lanzamiento flexibles y adaptados a las necesidades del sector. PLD Space, por ejemplo, logró en 2023 el primer lanzamiento exitoso de un cohete privado en Europa con su Miura 1, marcando un hito en la historia aeroespacial española y sentando las bases para el desarrollo del Miura 5, su primer lanzador orbital.

**Una cuestión de experiencia, no de dinero**

A pesar del impulso económico, los analistas advierten que el verdadero reto de Europa no es tanto el capital invertido como la experiencia acumulada en lanzamientos espaciales. «La financiación ya no es el principal problema», señalan expertos del sector consultados por SpaceNews. «El cuello de botella está en la falta de trayectoria práctica: la mayoría de los equipos europeos aún están aprendiendo sobre la marcha cuestiones críticas como la integración de sistemas, la gestión de riesgos o la recuperación tras fallos».

Esta carencia de experiencia contrasta con la trayectoria de gigantes como SpaceX, que ha realizado cientos de lanzamientos y ha desarrollado tecnologías como la reutilización de cohetes, revolucionando el mercado global. Blue Origin, la empresa espacial de Jeff Bezos, también ha avanzado con el New Shepard y el esperado New Glenn, aunque aún no ha alcanzado la cadencia de lanzamientos de SpaceX. Virgin Galactic, enfocada en el turismo suborbital, ha logrado hitos importantes, pero sigue lejos de las cifras de la competencia estadounidense.

En Europa, el acceso al espacio sigue dependiendo en gran medida de lanzadores pesados y medianos como el Ariane 5 (ya retirado), el Ariane 6 (aún pendiente de su vuelo inaugural) y el Vega, gestionados por la Agencia Espacial Europea (ESA) y Arianespace. Este panorama deja a los pequeños lanzadores en una fase todavía embrionaria.

**El reto de la autonomía estratégica**

La invasión rusa de Ucrania y la consiguiente ruptura de acuerdos de cooperación han puesto de manifiesto la urgente necesidad de reducir la dependencia europea de servicios de lanzamiento externos. La ESA ha perdido el acceso a los cohetes Soyuz, tradicionalmente empleados para misiones críticas, y ha visto cómo se encarecen los precios en un mercado dominado por actores no europeos.

La presión por alcanzar la autonomía espacial ha hecho que gobiernos como el de Alemania, Francia y España intensifiquen su apoyo a las startups de lanzadores. El caso de PLD Space es paradigmático: la empresa ilicitana, que ya planea su primer lanzamiento orbital en 2025, ha recibido respaldo financiero e institucional tanto a nivel nacional como europeo.

**El futuro de los lanzadores pequeños en el continente**

Aunque la industria de lanzadores ligeros europea está aún lejos de alcanzar la madurez de sus homólogas estadounidenses, la tendencia es inequívoca. Los expertos prevén que, en los próximos cinco años, Europa podrá disponer de varias opciones comerciales fiables para poner en órbita satélites pequeños, contribuyendo así a la soberanía tecnológica y a la resiliencia de infraestructuras críticas.

Mientras tanto, la ESA y la Comisión Europea trabajan en el desarrollo de nuevas políticas de contratación y apoyo a la industria, así como en la creación de un ecosistema de innovación que fomente la transferencia de conocimientos y la colaboración público-privada.

En definitiva, la carrera europea por los lanzadores de nanosatélites avanza con paso firme, pero aún debe superar la brecha de experiencia práctica para consolidarse como un actor competitivo en el escenario espacial global. La próxima década será decisiva para comprobar si Europa logra cerrar este gap y garantizar su acceso autónomo y seguro al espacio.

(Fuente: SpaceNews)