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HyImpulse impulsa la competencia europea con 45 millones de euros para su cohete SL-1

HyImpulse impulsa la competencia europea con 45 millones de euros para su cohete SL-1

La carrera espacial europea vive un momento de cambio y rivalidad, especialmente en el ámbito de los lanzadores privados. En un panorama dominado hasta ahora por grandes agencias como la ESA y empresas consolidadas como ArianeGroup, la alemana HyImpulse ha logrado captar la atención al anunciar, el 16 de octubre, una ronda de financiación de 45 millones de euros destinada al desarrollo de su cohete suborbital SL-1. Sin embargo, más allá del anuncio financiero, la compañía ha aprovechado para lanzar un mensaje directo a la industria espacial europea, criticando la falta de dinamismo y la excesiva dependencia de lanzadores tradicionales.

HyImpulse es una empresa emergente fundada en 2018 como parte de una ola de startups alemanas enfocadas en la nueva economía espacial. Su principal apuesta es el cohete SL-1, un lanzador ligero diseñado para colocar hasta 600 kg en órbita terrestre baja (LEO). El SL-1 utiliza una innovadora tecnología híbrida que combina combustible sólido y oxígeno líquido, lo que promete reducir costes y aumentar la seguridad operativa frente a los sistemas convencionales.

La reciente inyección de capital, liderada por inversores europeos y fondos de innovación tecnológica, permitirá a HyImpulse acelerar el desarrollo y las pruebas de su cohete. La compañía prevé realizar su primer vuelo orbital en 2025, siguiendo los pasos de otras firmas europeas como la española PLD Space, que recientemente también ha conseguido hitos relevantes con su lanzador MIURA 1.

El comunicado de HyImpulse, no obstante, no se limita a detallar los aspectos técnicos o económicos del SL-1. Sus directivos han aprovechado la ocasión para criticar abiertamente a la industria de lanzadores europea, afirmando que existe una excesiva dependencia de soluciones tradicionales y falta de apoyo a la innovación privada. Según la empresa, Europa está quedando rezagada frente a gigantes estadounidenses como SpaceX y Blue Origin, capaces de ofrecer lanzamientos frecuentes y a precios significativamente más bajos.

SpaceX, fundada por Elon Musk, ha revolucionado el sector con su familia de cohetes reutilizables Falcon y el desarrollo de Starship, mientras que Blue Origin avanza con su New Glenn y con la ambición de proporcionar servicios tanto suborbitales como orbitales para clientes comerciales y gubernamentales. En paralelo, la NASA sigue apostando por la colaboración público-privada mediante programas como el Commercial Crew y el Artemis, que ya ha involucrado a empresas privadas en misiones lunares y de transporte de carga.

En el contexto europeo, la situación es más compleja. ArianeGroup ha sufrido retrasos y sobrecostes con el Ariane 6, y la ESA busca alternativas para garantizar la autonomía en el acceso al espacio. En este sentido, empresas emergentes como HyImpulse y PLD Space representan una esperanza para democratizar y diversificar el mercado de lanzamientos, con vehículos de menor tamaño pero mayor flexibilidad y costes ajustados.

El cohete SL-1 de HyImpulse destaca por su sistema híbrido, que utiliza parafina como combustible y oxígeno líquido como oxidante. Esta combinación permite simplificar la ingeniería, reducir riesgos de explosión y facilitar el almacenamiento y transporte de los propelentes. El diseño está orientado a microsatélites y cargas útiles ligeras, un segmento en auge gracias a la proliferación de constelaciones de satélites para comunicaciones, observación terrestre y ciencia.

El auge de pequeños satélites y la demanda de lanzamientos dedicados ha impulsado el desarrollo de vehículos como el SL-1 y el MIURA 1 español, que buscan ofrecer servicios ágiles, personalizados y a precios competitivos. Estas propuestas contrastan con los grandes lanzadores tradicionales, pensados para grandes cargas y misiones institucionales, pero menos adaptados al mercado en expansión de la “New Space”.

Virgin Galactic, por su parte, se centra en el turismo suborbital, mientras que otras empresas privadas y públicas a nivel global exploran nuevas fronteras, como el reciente hallazgo de exoplanetas gracias a misiones como TESS de la NASA o CHEOPS de la ESA. En Europa, la proliferación de startups espaciales se ve como una oportunidad para recuperar soberanía tecnológica y comercial frente al dominio estadounidense y la pujanza de China.

HyImpulse, con su mensaje desafiante y su apuesta tecnológica, pretende posicionarse como un actor clave en la nueva era espacial europea. El éxito de su cohete SL-1 podría marcar un antes y un después, no solo por su capacidad de colocar 600 kg en LEO, sino por demostrar que el viejo continente puede ser competitivo si apuesta por la innovación y apoya a sus empresas emergentes.

Con la vista puesta en 2025, la industria europea observa con atención el desarrollo del SL-1 y el avance de otros proyectos como el MIURA 5 o los futuros lanzadores británicos y franceses. El desafío está servido: Europa necesita modernizar su capacidad de acceso al espacio para no quedar relegada en una carrera cada vez más globalizada y dinámica.

(Fuente: European Spaceflight)