Kongsberg y Helsing impulsan una gran constelación de satélites de defensa europeos

En un contexto marcado por el creciente interés europeo en reforzar su autonomía tecnológica y estratégica en el espacio, las compañías Helsing, especializada en inteligencia artificial aplicada a defensa, y Kongsberg Defence & Aerospace, referente noruego en sistemas aeroespaciales, han anunciado una ambiciosa colaboración germano-noruega para el desarrollo de una gran constelación de satélites pequeños. El objetivo es proporcionar capacidades avanzadas de inteligencia, vigilancia y localización de objetivos, consolidando así una infraestructura espacial soberana para Europa.
El acuerdo, dado a conocer recientemente, se alinea con el impulso que la Unión Europea está dando a sus capacidades espaciales propias. Andrius Kubilius, Comisario Europeo de Industria de Defensa y Espacio, ha subrayado la necesidad de reducir la dependencia tecnológica de actores externos y de dotar a Europa de herramientas modernas para responder a los retos de seguridad y defensa actuales. Esta nueva constelación supondrá un paso crucial hacia ese objetivo, proporcionando datos en tiempo real y alta resolución a las fuerzas armadas europeas.
La constelación, cuyo tamaño exacto no ha sido desvelado pero que se espera que comprenda decenas o incluso cientos de satélites, se basará en plataformas de pequeño tamaño y bajo coste. Estos satélites estarán equipados con sensores ópticos y de radar de apertura sintética (SAR), permitiendo observar la superficie terrestre en diferentes condiciones meteorológicas y de iluminación. Además, incorporarán tecnologías de inteligencia artificial desarrolladas por Helsing para procesar y analizar grandes volúmenes de datos casi en tiempo real, facilitando la identificación y seguimiento de objetivos estratégicos.
Esta iniciativa europea se enmarca en una tendencia global liderada por compañías como SpaceX, que con su constelación Starlink ha demostrado la viabilidad y eficacia de desplegar cientos o miles de satélites en órbita baja. Sin embargo, mientras que Starlink está orientada principalmente a servicios de telecomunicaciones, la constelación de Helsing y Kongsberg se enfocará en aplicaciones militares y de seguridad. El modelo europeo busca así fortalecer la soberanía y la resiliencia frente a amenazas externas, al tiempo que responde a la presión por modernizar las capacidades de inteligencia y vigilancia de los Estados miembros.
El desarrollo de constelaciones de satélites pequeños supone un cambio de paradigma frente a los sistemas tradicionales de grandes satélites geoestacionarios, que, si bien ofrecen coberturas globales, presentan limitaciones en términos de coste, flexibilidad y vulnerabilidad ante ataques. La proliferación de satélites pequeños en órbita baja permite una cobertura mucho más densa, tiempos de revisita más cortos y una mayor capacidad de supervivencia frente a interferencias o ataques cinéticos, una preocupación creciente en el contexto de tensiones internacionales.
No es casualidad que esta iniciativa surja en el eje germano-noruego. Alemania cuenta con una potente industria espacial y militar, mientras que Noruega ha emergido en la última década como un socio clave en el desarrollo de tecnologías de defensa y plataformas de lanzamiento. Kongsberg Defence & Aerospace, en concreto, ha participado en proyectos satelitales, misiles y sistemas de mando y control, mientras que Helsing ha destacado por el desarrollo de algoritmos avanzados de inteligencia artificial aplicados a la defensa. La combinación de ambas fortalezas permitirá a Europa contar con una infraestructura espacial moderna y autónoma.
El anuncio de este proyecto también tiene lugar en un momento de efervescencia para el sector aeroespacial europeo. Empresas españolas como PLD Space han logrado importantes hitos en el lanzamiento de cohetes reutilizables, mientras que la ESA (Agencia Espacial Europea) y la NASA continúan ampliando la colaboración en misiones científicas y de exploración. Por su parte, actores privados como SpaceX y Blue Origin siguen marcando el ritmo en cuanto a innovación y reducción de costes de acceso al espacio, lo que obliga a Europa a acelerar el desarrollo de sus propias capacidades si no quiere quedarse atrás en la nueva carrera espacial.
En el ámbito de la exploración planetaria, la búsqueda y caracterización de exoplanetas continúa avanzando gracias a misiones internacionales como CHEOPS de la ESA o el telescopio James Webb de la NASA, mientras que compañías como Virgin Galactic exploran el turismo espacial suborbital. Todas estas tendencias muestran un espacio cada vez más disputado, donde la seguridad, la ciencia y el negocio se entrelazan.
La alianza entre Kongsberg y Helsing representa, en definitiva, una apuesta decidida por la soberanía tecnológica europea en un entorno geopolítico complejo. El desarrollo de una constelación propia de satélites de defensa permitirá a Europa no solo proteger mejor sus intereses, sino también posicionarse como actor relevante en el nuevo orden espacial global.
(Fuente: European Spaceflight)
