Revolución en el mercado satelital: los servicios de datos triplican ingresos y eclipsan al vídeo
El sector de las comunicaciones por satélite se encuentra inmerso en una transformación sin precedentes, según el último informe anual «Satellite Connectivity and Video Market», publicado por Novaspace en su 32ª edición. Este estudio, presentado en París este mes de octubre de 2025, pronostica un vuelco histórico en la estructura de ingresos del mercado satelital de aquí a 2034, impulsado por la explosión de servicios de datos y el declive progresivo del tradicional segmento de vídeo.
Durante décadas, las transmisiones televisivas y la distribución de contenidos audiovisuales han constituido el motor económico de la industria espacial en cuanto a conectividad satelital se refiere. Sin embargo, la irrupción de nuevas constelaciones de satélites en órbita baja (LEO), la consolidación de la banda ancha global y la digitalización masiva de sectores productivos han propiciado que la demanda de servicios de datos se dispare a un ritmo nunca visto. Los ingresos por conectividad de datos, según el informe, se habrán triplicado en menos de una década, pasando de apenas 20.000 millones de dólares en 2023 a cerca de 60.000 millones previstos en 2034.
La pujanza de los servicios de datos se explica, entre otros factores, por el auge de la banda ancha satelital para usuarios residenciales y empresas, así como por la proliferación de aplicaciones en movilidad, como la conectividad en aeronaves y embarcaciones, el internet de las cosas (IoT) y los servicios gubernamentales y de emergencia en zonas remotas. La llegada de constelaciones como Starlink de SpaceX, Kuiper de Amazon o la europea IRIS², junto al despliegue de satélites geoestacionarios de nueva generación, ha transformado la percepción del satélite como un recurso de nicho a una herramienta esencial para la conectividad global.
SpaceX, con su constelación Starlink, lidera actualmente el mercado de internet satelital con más de 6.000 satélites en órbita y una base de clientes que supera los tres millones en todo el mundo. La compañía de Elon Musk ha conseguido reducir drásticamente los costes de lanzamiento gracias a sus cohetes reutilizables Falcon 9 y Falcon Heavy, y prepara el salto definitivo con la gigantesca Starship, cuyo objetivo es abaratar aún más el acceso al espacio y ampliar la cobertura de Starlink, incluso hacia aplicaciones móviles directas.
Por su parte, Blue Origin, la empresa fundada por Jeff Bezos, avanza en el desarrollo de su propia constelación Project Kuiper, que ha comenzado recientemente sus lanzamientos iniciales y prevé ofrecer servicios comerciales a partir de 2026. La competencia entre ambos gigantes estadounidenses se traduce en una aceleración tecnológica y una reducción de precios que favorece la adopción masiva de la conectividad satelital.
En Europa, la iniciativa IRIS², impulsada por la Comisión Europea y la Agencia Espacial Europea (ESA), busca garantizar la soberanía digital del continente y proporcionar servicios de conectividad segura, especialmente para aplicaciones gubernamentales y de defensa. Mientras tanto, empresas como la española PLD Space, especializada en lanzadores reutilizables para pequeños satélites, se posicionan como actores clave para facilitar el acceso al espacio de nuevos operadores europeos y latinoamericanos.
El informe de Novaspace también destaca la diversificación en la oferta de servicios, con el crecimiento de segmentos como el backhaul móvil (enlace de red para operadores de telefonía móvil en zonas rurales), la conectividad en plataformas petrolíferas y mineras, y la resiliencia frente a catástrofes naturales, donde los satélites ofrecen una respuesta inmediata ante la caída de infraestructuras terrestres.
En contraste, el segmento de vídeo por satélite, que tradicionalmente ha supuesto más del 50% de los ingresos totales del sector, experimenta una caída constante. El auge de las plataformas de streaming y el consumo bajo demanda a través de internet, junto con la expansión de las redes de fibra óptica y 5G, han restado atractivo a la radiodifusión tradicional por satélite. Según las previsiones, los ingresos por vídeo satelital descenderán hasta situarse por debajo del 25% del total en 2034.
Otras agencias, tanto públicas como privadas, están reorientando su estrategia hacia las oportunidades que brinda el nuevo paradigma digital. La NASA, por ejemplo, utiliza satélites de comunicaciones de última generación para el control y transmisión de datos desde misiones robóticas y tripuladas, así como para proyectos de investigación sobre exoplanetas a través de telescopios espaciales conectados a redes de alta capacidad. Virgin Galactic, centrada en el turismo suborbital, explora la transmisión en tiempo real de experiencias desde el espacio para un público global, aprovechando la infraestructura de conectividad satelital.
Este cambio de ciclo marca un hito en la historia de la industria espacial, que deja atrás la era de la televisión por satélite para adentrarse en un escenario dominado por la demanda de datos, la conectividad ubicua y la competencia tecnológica. El futuro del sector estará determinado por la capacidad de innovación y adaptación de los operadores para satisfacer las necesidades de una sociedad cada vez más digitalizada y dependiente del acceso global a la información.
(Fuente: SpaceNews)