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Satélites de Vantor: Vigilancia Espacial en Zonas Ciegas Inaccesibles para Sensores Terrestres

Satélites de Vantor: Vigilancia Espacial en Zonas Ciegas Inaccesibles para Sensores Terrestres

En la carrera tecnológica por el dominio del espacio, la vigilancia de objetos que orbitan la Tierra se ha convertido en una prioridad estratégica para gobiernos y empresas privadas. Mientras los sistemas de observación basados en tierra han sido durante décadas el estándar para el seguimiento de satélites y desechos espaciales, emergen nuevas soluciones capaces de vigilar aquellas regiones que escapan a la mirada de los radares tradicionales. Es en este contexto donde la compañía Vantor está revolucionando la llamada “inteligencia espacio-a-espacio”, también denominada non-Earth imagery, ofreciendo capacidades inéditas para monitorizar zonas ciegas en la órbita terrestre.

Hasta hace poco, la mayor parte de la vigilancia espacial dependía de sensores ubicados en la superficie terrestre, como el emblemático Sistema de Vigilancia Espacial de la Fuerza Espacial de Estados Unidos, o el sistema europeo SSA (Space Situational Awareness). Estos dispositivos, aunque avanzados, presentan limitaciones notables: su campo de visión está restringido por la curvatura de la Tierra, las condiciones meteorológicas y la imposibilidad de observar ciertos ángulos orbitales en tiempo real. De este modo, existen “puntos ciegos” o regiones donde la actividad de satélites y otros objetos puede pasar inadvertida.

La apuesta de Vantor es desplegar constelaciones de pequeños satélites equipados con sensores ópticos y de radiofrecuencia, dedicados exclusivamente a la observación y seguimiento de otros objetos en el espacio. Estos satélites operan desde la propia órbita terrestre, lo que les confiere una perspectiva única y la posibilidad de obtener imágenes y datos que son inaccesibles para los sensores en tierra. Esta capacidad resulta especialmente relevante en un contexto donde la proliferación de satélites comerciales y militares, así como el aumento de basura espacial, complican la ya de por sí desafiante tarea de mantener la seguridad y sostenibilidad del entorno orbital.

El enfoque de Vantor, que ha denominado a su actividad “non-Earth imagery” para diferenciarla de la habitual observación terrestre, permite capturar imágenes y recopilar datos de satélites, etapas de cohetes y fragmentos de basura espacial en tiempo real, incluso cuando estos se desplazan por zonas que no pueden ser detectadas por estaciones terrestres. Esta tecnología es particularmente valiosa para el seguimiento de maniobras sospechosas, como acercamientos no autorizados entre satélites o cambios repentinos de órbita, que podrían señalar actividades de espionaje o sabotaje.

La competencia en el sector de la vigilancia espacial ha crecido de manera significativa en los últimos años. Empresas como LeoLabs, que opera radares de seguimiento de objetos, y nuevas iniciativas de grandes actores del sector espacial como SpaceX y Blue Origin, están explorando métodos para proteger sus propias constelaciones y garantizar la seguridad de sus operaciones. La NASA, por su parte, colabora estrechamente con agencias internacionales y compañías privadas para mejorar la capacidad de percepción del entorno espacial, desarrollando algoritmos de predicción de colisiones y sistemas de alerta temprana.

En el ámbito europeo, la española PLD Space, pionera en el desarrollo de lanzadores reutilizables, ha mostrado interés en la protección activa de sus futuras misiones comerciales mediante el seguimiento avanzado de objetos. Aunque su foco principal sigue siendo el acceso al espacio, la compañía reconoce la importancia de integrar sistemas de vigilancia espacio-espacio para garantizar la seguridad de los lanzamientos y operaciones orbitales.

Virgin Galactic, por otro lado, además de su apuesta por el turismo espacial, estudia la posibilidad de utilizar sus vehículos suborbitales como plataformas temporales para sensores de observación, ampliando así las capacidades de vigilancia durante sus trayectos. Esta diversificación tecnológica responde a la creciente preocupación por la congestión orbital y la necesidad de evitar incidentes que pongan en peligro tanto misiones tripuladas como no tripuladas.

La colaboración internacional se perfila como uno de los elementos clave para el desarrollo de una infraestructura global de vigilancia espacial. Naciones como China, Rusia, India y Japón han incrementado sus inversiones en sistemas autónomos de seguimiento, conscientes de que el espacio se está convirtiendo en un ámbito estratégico tanto en términos económicos como de defensa. La cooperación entre agencias públicas y empresas privadas, como la que se observa en el programa Artemis de la NASA o en los acuerdos firmados por la Agencia Espacial Europea (ESA) con socios industriales, será determinante para garantizar la transparencia y la seguridad de las actividades en órbita.

A medida que la órbita terrestre baja se llena de nuevas constelaciones, como la Starlink de SpaceX o la futura Kuiper de Amazon, la importancia de contar con información precisa y en tiempo real sobre el entorno espacial es crucial para evitar colisiones y proteger los activos críticos. La solución propuesta por Vantor y otras empresas de vanguardia representa un paso fundamental en la evolución de la inteligencia espacial, permitiendo a operadores y agencias anticipar riesgos y responder de forma proactiva ante cualquier amenaza.

El futuro de la vigilancia espacial pasa, sin duda, por la combinación de sensores terrestres y espaciales, apoyados por la inteligencia artificial y el análisis de grandes volúmenes de datos. El trabajo pionero de compañías como Vantor abre una nueva era en la seguridad orbital, sentando las bases para una gestión más eficiente y segura del espacio, en beneficio de toda la humanidad.

(Fuente: SpaceNews)