Stoke Space alcanza casi 1.000 millones de dólares en financiación para revolucionar el acceso al espacio

La industria aeroespacial privada sigue experimentando un vertiginoso crecimiento, impulsada por una ola de inversiones sin precedentes y una competencia feroz entre startups y gigantes del sector. En este contexto, la empresa estadounidense Stoke Space ha dado un salto significativo al alcanzar casi 1.000 millones de dólares en financiación, una cifra que la sitúa entre las compañías emergentes mejor respaldadas del panorama espacial internacional.
Fundada en 2019 en Kent, Washington, Stoke Space se ha propuesto desarrollar un cohete totalmente reutilizable, capaz de reducir drásticamente los costes y la frecuencia de los lanzamientos orbitales. Su objetivo es claro: democratizar el acceso al espacio y facilitar la proliferación de misiones científicas, comerciales y de exploración. Este enfoque la coloca en la senda de empresas como SpaceX, el gigante liderado por Elon Musk, que ha revolucionado el sector con su familia de cohetes Falcon y la nave Starship, y Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos, que persigue fines similares con sus lanzadores New Shepard y New Glenn.
La última ronda de financiación de Stoke Space —una Serie C que ha atraído a grandes fondos de inversión y algunos nombres destacados de la industria— refuerza la confianza en el enfoque técnico de la empresa. Stoke se diferencia de sus competidores por su apuesta por recuperar no solo la primera etapa del cohete, como hace SpaceX, sino también la segunda, tradicionalmente perdida tras cada misión. Para ello, han desarrollado un sistema de propulsión criogénica y una estructura capaz de soportar las extremas condiciones de reentrada atmosférica, aspectos que suponen algunos de los mayores retos ingenieriles a los que se enfrenta la industria.
El hito de los 1.000 millones de dólares de Stoke Space recuerda a otras inyecciones de capital en compañías como Rocket Lab, la neozelandesa-estadounidense que ha desarrollado el lanzador Electron y que ya prepara su propio cohete reutilizable, Neutron. Mientras tanto, empresas europeas como PLD Space —con sede en Elche, España— avanzan en sus proyectos de lanzadores suborbitales y orbitales recuperables, como el Miura 1 y el futuro Miura 5, aunque con presupuestos más ajustados y un enfoque gradualista.
El auge de la financiación en el sector no es casual. La demanda de lanzamientos ha crecido exponencialmente, impulsada por la explosión de las constelaciones de satélites para telecomunicaciones, observación de la Tierra y navegación. SpaceX, con su megaconstelación Starlink, ha puesto el listón muy alto, lanzando miles de satélites y convirtiéndose en la empresa con más misiones anuales del mundo. Su éxito ha empujado a la NASA y a otras agencias espaciales públicas —como la ESA o Roscosmos— a replantear sus estrategias, fomentando la colaboración público-privada y acelerando la transición hacia vehículos reutilizables y más económicos.
Stoke Space pretende, precisamente, colmar la demanda de lanzamientos frecuentes y económicos, con especial atención a la fiabilidad y la flexibilidad de sus servicios. Su cohete, aún en fase de pruebas, promete ser capaz de despegar, regresar a tierra y estar listo para una nueva misión en muy poco tiempo, emulando la operatividad de un avión comercial. Este concepto, conocido como «lanzamiento bajo demanda», es la clave del futuro de la industria, ya que permitirá adaptarse con rapidez a las necesidades cambiantes de clientes gubernamentales y privados.
En paralelo, otras empresas como Virgin Galactic y Blue Origin continúan avanzando en el ámbito del turismo espacial suborbital, abriendo el espacio a pasajeros privados y experimentos científicos en microgravedad. Sin embargo, la auténtica revolución tecnológica se está gestando en el sector de los lanzadores orbitales, donde el desarrollo de sistemas plenamente reutilizables augura una caída de precios y una multiplicación de oportunidades para la ciencia y la industria.
Mientras tanto, la exploración de exoplanetas y misiones de larga duración, como las impulsadas por la NASA con el Telescopio Espacial James Webb o las misiones Artemis a la Luna, siguen beneficiándose de los progresos en el acceso al espacio. La colaboración y la competencia entre el sector público y el privado están redefiniendo los límites de la exploración y explotación del entorno espacial.
La financiación récord de Stoke Space es un reflejo de la confianza de los inversores en la nueva oleada de tecnología espacial, y un indicio claro de que la carrera por la reutilización total de los cohetes está lejos de haberse decidido. Con SpaceX, Blue Origin, Rocket Lab, PLD Space y otras compañías avanzando a grandes pasos, el futuro del acceso al espacio promete ser más dinámico, asequible y competitivo que nunca.
El acceso al espacio está en plena transformación, y la creciente inversión en empresas como Stoke Space augura una nueva era de innovación y oportunidades para la humanidad más allá de la Tierra. (Fuente: Arstechnica)
