SpaceX lanza 21 satélites para la red militar ‘Transport Layer’ de la Agencia de Desarrollo Espacial de EE.UU.

En la madrugada del 28 de junio, SpaceX llevó a cabo otro hito tecnológico al poner en órbita 21 satélites de la Agencia de Desarrollo Espacial de Estados Unidos (SDA, por sus siglas en inglés) desde la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg, en California. Este lanzamiento marca la primera oleada de la ambiciosa «Transport Layer», una red de comunicaciones y seguimiento militar que, cuando esté completa, contará con 126 satélites operando en órbita baja terrestre.
La constelación, fabricada por York Space Systems, se inscribe en la estrategia estadounidense de crear una arquitectura espacial de próxima generación, capaz de dar soporte a operaciones militares avanzadas, defensa antimisiles y comunicaciones seguras en tiempo real entre diferentes unidades y plataformas. El objetivo es dotar a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos de una red satelital resiliente, redundante y menos vulnerable a ataques, frente a las limitaciones de los grandes satélites geoestacionarios.
Cada uno de los 21 satélites lanzados está equipado con tecnología de comunicaciones ópticas, permitiendo conexiones láser entre ellos para formar una auténtica malla de datos sobre el planeta. Esto permite transmitir información casi instantáneamente desde cualquier punto de la Tierra, superando la latencia y los cuellos de botella de las infraestructuras tradicionales.
La «Transport Layer» es sólo el primer pilar de la llamada «Proliferated Warfighter Space Architecture» (PWSA), la nueva arquitectura espacial del Departamento de Defensa de EE.UU. El plan contempla el despliegue de cientos de satélites en diferentes capas o anillos orbitales, cada uno con funciones específicas: comunicaciones seguras, alerta temprana, seguimiento de misiles hipersónicos y gestión de datos tácticos.
York Space Systems, la empresa responsable de la fabricación de estos satélites, ha consolidado su posición como uno de los proveedores clave en la nueva generación de constelaciones gubernamentales y comerciales. Sus plataformas modulares permiten ensamblar satélites de forma más rápida y económica que los modelos tradicionales, lo que ha sido fundamental para la filosofía de despliegue masivo que propugna la SDA.
El lanzamiento, realizado por un Falcon 9 reutilizable de SpaceX, subraya la dependencia creciente del Pentágono y otras agencias gubernamentales de los servicios comerciales de lanzamiento. SpaceX, con su ritmo récord de misiones y la reutilización de sus cohetes, ha revolucionado el acceso al espacio, permitiendo que proyectos como la Transport Layer puedan desplegarse en plazos mucho menores y a costes más competitivos que en las décadas previas.
Históricamente, la defensa estadounidense ha confiado en grandes satélites geoestacionarios, costosos y difíciles de reemplazar, lo que los hacía vulnerables a ataques o fallos técnicos. El nuevo paradigma apuesta por la proliferación: muchas plataformas más pequeñas, distribuidas y capaces de asumir las funciones de manera colectiva, dificultando que un ataque pueda dejar fuera de combate a todo el sistema.
Mientras Estados Unidos avanza con este modelo, otras potencias espaciales, como China y Rusia, también desarrollan capacidades similares. La carrera por el dominio del espacio en el ámbito militar se ha convertido en una de las prioridades estratégicas del siglo XXI, en paralelo al auge de la industria espacial privada.
En el ámbito civil, empresas como PLD Space en España han avanzado este año con su primer lanzamiento suborbital, Miura 1, posicionando a Europa como actor relevante en el mercado de pequeños lanzadores. Por su parte, Blue Origin y Virgin Galactic siguen impulsando el turismo espacial y el desarrollo de tecnologías de reutilización, mientras la NASA mantiene el pulso con los preparativos para Artemisa y el regreso de astronautas a la Luna.
El éxito del lanzamiento de la Transport Layer pone de manifiesto cómo la colaboración entre agencias gubernamentales y la nueva oleada de empresas espaciales privadas está transformando la manera en la que se concibe la infraestructura orbital. Ya no se trata únicamente de alcanzar el espacio, sino de hacerlo de forma asequible, escalable y con una resiliencia sin precedentes frente a amenazas emergentes.
A medida que la SDA continúe desplegando las siguientes fases de su red, con la meta de alcanzar más de un centenar de satélites interconectados, el espacio se convertirá cada vez más en un escenario clave para la seguridad global y la innovación tecnológica. El impacto de estos desarrollos no sólo será militar, sino que sentará las bases para futuras redes de comunicaciones civiles y científicas que aprovecharán la infraestructura creada hoy.
El lanzamiento de los 21 satélites marca un antes y un después en la arquitectura espacial de defensa, consolidando el papel de SpaceX y York Space Systems como protagonistas de esta revolución orbital. El espacio, más que nunca, es el nuevo dominio estratégico del siglo XXI.
(Fuente: SpaceNews)
