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Starship alcanza un nuevo hito: SpaceX reutiliza un Super Heavy y acelera la preparación del próximo vuelo

Starship alcanza un nuevo hito: SpaceX reutiliza un Super Heavy y acelera la preparación del próximo vuelo

SpaceX ha vuelto a marcar un antes y un después en la historia de la exploración espacial con el noveno vuelo de prueba de su revolucionario sistema Starship. En esta ocasión, la compañía liderada por Elon Musk ha logrado reutilizar por primera vez un propulsor Super Heavy, abriendo la puerta a una nueva era en la reutilización de vehículos espaciales de gran tamaño. Al mismo tiempo, la empresa ya se encuentra trabajando intensamente en la preparación del siguiente lanzamiento, en su frenética carrera por alcanzar los ambiciosos objetivos marcados para este colosal sistema de transporte interplanetario.

El vuelo, conocido como Flight 9, se produjo desde las instalaciones de Starbase, en Boca Chica (Texas), el centro neurálgico de los desarrollos más avanzados de SpaceX. El protagonista fue el Super Heavy Booster 14, que tras haber sido utilizado previamente, fue reacondicionado y lanzado de nuevo con éxito, transportando la nave Starship en la que se depositan las esperanzas de las futuras misiones tripuladas a la Luna, Marte y más allá.

Este logro no es trivial. Hasta ahora, la reutilización de cohetes había sido una hazaña reservada principalmente a los impulsores Falcon 9 y Falcon Heavy, también de SpaceX, pero el salto a un vehículo de dimensiones y capacidades tan descomunales como el Super Heavy supone un cambio de paradigma en el sector. Con sus 33 motores Raptor de metano líquido y oxígeno líquido, el Super Heavy es el mayor propulsor operativo jamás construido, capaz de generar más de 7.500 toneladas de empuje al despegue.

El éxito de esta reutilización marca un paso fundamental hacia la reducción de los costes de acceso al espacio y la consolidación de un modelo verdaderamente sostenible de lanzamientos espaciales. Desde el punto de vista técnico, la revisión y reacondicionamiento del Booster 14 implicó una exhaustiva campaña de inspección, reparación de pequeñas anomalías estructurales y, sobre todo, comprobaciones en los motores y sistemas criogénicos. El equipo de ingenieros de SpaceX ha implementado mejoras continuas basadas en los datos recogidos en cada vuelo, lo que ha permitido optimizar tanto la robustez como la eficiencia de los componentes clave.

Mientras los técnicos celebraban este éxito, ya se encontraban inmersos en las labores de integración de los próximos vehículos que volarán en las siguientes misiones. El ritmo de producción y preparación en Starbase es vertiginoso: Musk ha declarado en varias ocasiones que el objetivo es alcanzar una cadencia de lanzamientos prácticamente semanal en el futuro, una cifra impensable hasta hace apenas unos años para cohetes de esta envergadura.

El vuelo Starship 9 no solo ha sido relevante por la reutilización del propulsor. Durante la misión se han puesto a prueba nuevas maniobras de reentrada atmosférica, así como actualizaciones en los sistemas de control de vuelo y protección térmica. Todos estos ensayos son cruciales de cara a los próximos grandes hitos de la compañía: el primer vuelo orbital completo y, posteriormente, las misiones Artemis de la NASA para devolver al ser humano a la superficie lunar.

Precisamente, la colaboración entre SpaceX y la NASA se ha intensificado en los últimos meses. La agencia espacial estadounidense ha confiado en la variante lunar de la Starship como módulo de alunizaje para las misiones Artemisa, lo que supone un espaldarazo definitivo al programa y una responsabilidad añadida para la compañía californiana. Además, la Starship es vista como el pilar fundamental de la futura arquitectura de exploración marciana, tanto en la versión tripulada como en misiones no tripuladas de transporte de carga.

Mientras tanto, el resto del sector espacial privado y público sigue con atención cada paso de SpaceX. Blue Origin, la empresa fundada por Jeff Bezos, avanza en el desarrollo de su propio lanzador pesado, New Glenn, aunque aún no ha alcanzado los hitos de reutilización y vuelo orbital de su competidor. Por su parte, la NASA continúa con su programa Artemis y mantiene una agenda repleta de lanzamientos y misiones científicas, incluyendo el estudio de exoplanetas y la exploración del sistema solar.

En Europa, la española PLD Space ha logrado recientemente el primer vuelo exitoso de su cohete suborbital MIURA 1, consolidándose como un actor relevante en el sector de lanzadores ligeros y abriendo camino a futuras misiones orbitales. Virgin Galactic, centrada en el turismo espacial suborbital, continúa con sus vuelos comerciales, contribuyendo a democratizar el acceso al espacio.

En el ámbito científico, la detección y caracterización de exoplanetas sigue acaparando titulares. Múltiples agencias públicas y privadas, como la ESA y empresas emergentes, impulsan nuevas misiones para la búsqueda de mundos habitables más allá del Sistema Solar.

En definitiva, el éxito del vuelo Starship 9 y la reutilización del Super Heavy Booster 14 confirman que SpaceX lidera la revolución de la nueva era espacial, impulsando la carrera por la reutilización, la exploración lunar y marciana, y el abaratamiento del acceso a la órbita. El sector, tanto público como privado, vive un momento de efervescencia sin precedentes, con Europa y Estados Unidos a la cabeza de los desarrollos más punteros. El futuro de la exploración espacial inmediata se decide en estos vuelos y, una vez más, SpaceX ha demostrado estar a la vanguardia.

(Fuente: NASASpaceflight)