Un viaje de la NASA a SpaceX: la visión de Terry Hart sobre la nueva era espacial

La era espacial contemporánea está marcada por una transición sin precedentes: del dominio estatal absoluto a la pujanza de la iniciativa privada. Este cambio de paradigma es el eje de la conversación mantenida entre David Ariosto y Terry Hart, exastronauta de la NASA y especialista de misión en el transbordador espacial Challenger, en el último episodio de Space Minds. Hart, protagonista de una de las épocas más vibrantes y a la vez trágicas de la exploración espacial, ofrece una perspectiva privilegiada sobre los hitos del pasado y el futuro de la humanidad más allá de la atmósfera terrestre.
Terry Hart participó en la misión STS-41-C del Challenger en 1984, una de las operaciones fundamentales de la historia de la NASA. A bordo, Hart formó parte del equipo que reparó el satélite Solar Max, una hazaña que consolidó la reputación del transbordador como una plataforma versátil, capaz de realizar tareas complejas en órbita. Su labor no solo fue vital para la ciencia solar, sino que quedó inmortalizada en el documental «The Dream is Alive», donde las imágenes grabadas durante la misión revelan la majestuosidad y los desafíos técnicos del trabajo en microgravedad.
Sin embargo, el optimismo de aquellos años se vio abruptamente truncado el 28 de enero de 1986, cuando el Challenger explotó apenas setenta y tres segundos después del despegue. Hart rememora la tragedia como un punto de inflexión que obligó a la NASA y a toda la industria a revisar profundamente los procedimientos de seguridad y el diseño de las misiones. El desastre, causado por el fallo de una junta tórica en uno de los cohetes de combustible sólido, puso de relieve la importancia de la gestión del riesgo y la transparencia en las operaciones espaciales.
Esta lección, según Hart, sigue vigente en la actualidad, especialmente ahora que el sector privado lidera la innovación. Empresas como SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic han tomado el relevo en la exploración tripulada y comercial. SpaceX, fundada por Elon Musk, ha revolucionado la industria con su familia de cohetes Falcon y la nave Dragon, culminando en el primer lanzamiento de astronautas estadounidenses desde suelo nacional tras la retirada del transbordador en 2011. Los lanzamientos de la Crew Dragon hacia la Estación Espacial Internacional (EEI) simbolizan la madurez de la tecnología privada, mientras que la reutilización de etapas ha reducido drásticamente los costes y aumentado la frecuencia de las misiones.
Blue Origin, de Jeff Bezos, apuesta por cohetes como el New Shepard para el turismo suborbital y prepara el New Glenn para cargas más pesadas. Por su parte, Virgin Galactic, liderada por Richard Branson, se centra en ofrecer experiencias de microgravedad a civiles, abriendo la puerta a la democratización del acceso al espacio. Todas estas iniciativas se apoyan en los aprendizajes extraídos de la era de los transbordadores, en especial en lo que respecta a la fiabilidad y la seguridad del vuelo humano.
En Europa, destaca la empresa española PLD Space, que recientemente ha logrado avances significativos con el lanzamiento del cohete Miura 1 desde Huelva, el primer intento exitoso de un vehículo suborbital privado en el continente. Su objetivo a medio plazo es poner en órbita el Miura 5, consolidando la posición de España en la vanguardia de la industria aeroespacial europea.
Mientras tanto, la NASA mantiene su liderazgo en la investigación científica, con misiones robóticas a Marte y el ambicioso programa Artemis, que planea devolver a los astronautas a la Luna en colaboración con socios internacionales y empresas privadas. Además, el auge de la astrofísica ha traído consigo el descubrimiento de miles de exoplanetas gracias a telescopios como Kepler y TESS, ampliando las fronteras del conocimiento y los objetivos de futuras misiones tripuladas.
Para Hart, los retos y éxitos del pasado deben ser siempre el cimiento de las nuevas aventuras. Recuerda que el espacio sigue siendo un entorno hostil y que la prudencia, la innovación y la colaboración son esenciales para evitar tragedias como la del Challenger. Al mismo tiempo, celebra el dinamismo de un sector que, por primera vez, combina la destreza de agencias públicas con la agilidad y el ingenio de actores privados.
En definitiva, la historia de la exploración espacial es un relato en constante evolución, donde cada generación aprende de la anterior para alcanzar cotas más altas. El legado de astronautas como Terry Hart, que filmaron la epopeya del «Dream is Alive», es hoy la inspiración de quienes, desde la NASA, SpaceX, Blue Origin, PLD Space o Virgin Galactic, sueñan con conquistar nuevos mundos.
(Fuente: SpaceNews)
