El pionero de la observación terrestre Compton J. Tucker, elegido académico por su revolucionaria vigilancia de la vegetación desde el espacio

La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos ha anunciado la elección del científico Compton J. Tucker como nuevo académico, en reconocimiento a su trayectoria de casi medio siglo dedicada a transformar el modo en que vigilamos la salud vegetal del planeta desde el espacio. Tucker, que actualmente colabora como investigador visitante en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, tras su jubilación en marzo, ha dejado una huella indeleble en la teledetección y la comprensión global del medioambiente terrestre.
Desde mediados de la década de los 70, Tucker ha sido figura clave en el desarrollo y perfeccionamiento de técnicas que permiten, a través de sensores instalados en satélites, evaluar el estado y la evolución de la vegetación terrestre a escala global. Su contribución más célebre es la creación del Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI, por sus siglas en inglés), una herramienta esencial que ha revolucionado la observación de la biosfera desde el espacio.
El NDVI se basa en la captura de la radiación electromagnética, concretamente en la comparación entre la luz visible y la radiación infrarroja reflejada por la superficie terrestre. Las plantas sanas absorben la luz visible para la fotosíntesis y reflejan la infrarroja, por lo que el contraste entre ambas longitudes de onda proporciona una medida directa y fiable de la densidad y el vigor de la vegetación. El desarrollo de este índice, implementado a partir de los satélites de la serie Landsat y posteriormente en misiones como el sensor MODIS de los satélites Terra y Aqua de la NASA, ha permitido monitorizar los cambios estacionales, las sequías, la deforestación y la salud de los cultivos con una precisión sin precedentes.
El impacto global de las investigaciones de Tucker se ha dejado sentir en campos tan dispares como la gestión agrícola, el estudio del cambio climático o las estrategias de conservación de la biodiversidad. Ha dirigido, además, investigaciones que han permitido analizar los patrones de productividad vegetal en grandes regiones como la Amazonía, el Sahel africano o las estepas asiáticas, proporcionando información crucial para la toma de decisiones políticas y la planificación de recursos.
A lo largo de su carrera, Tucker ha colaborado con instituciones internacionales y agencias espaciales de todo el mundo, contribuyendo al desarrollo de sistemas de alerta temprana ante crisis alimentarias y a la evaluación del impacto de fenómenos climáticos extremos como El Niño o La Niña. Su legado trasciende la investigación pura, ya que sus herramientas han sido adoptadas por organizaciones como la FAO, la ONU y gobiernos de múltiples países para el seguimiento de la seguridad alimentaria y la gestión sostenible del territorio.
El reconocimiento de la Academia Nacional de Ciencias subraya la importancia creciente de la tecnología espacial y la teledetección en la comprensión de los procesos terrestres. En un momento en que la monitorización ambiental es crítica para afrontar desafíos como la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la presión sobre los recursos naturales, el trabajo de científicos como Tucker resulta fundamental.
Este hito coincide con una etapa de efervescencia en la investigación y la exploración espacial, marcada por avances significativos de actores públicos y privados. Mientras la NASA continúa ampliando el uso de satélites para la observación terrestre y planetaria, empresas como SpaceX y Blue Origin están sentando las bases de la próxima era de acceso al espacio, y compañías europeas como PLD Space impulsan el desarrollo de lanzadores reutilizables desde España. La teledetección, por su parte, está siendo potenciada con nuevas generaciones de sensores hiperespectrales y constelaciones de pequeños satélites, lo que augura un futuro aún más prometedor para la vigilancia ambiental global.
El legado de Compton J. Tucker no solo reside en los datos y las herramientas desarrolladas, sino en la inspiración transmitida a nuevas generaciones de científicos que, en colaboración con agencias espaciales y empresas privadas, seguirán explorando y protegiendo nuestro planeta desde el espacio. Su elección como académico es un reconocimiento a la trascendencia de la investigación a largo plazo y la colaboración internacional en beneficio de la Tierra.
(Fuente: NASA)

 
							 
							