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La ESA recertifica los paracaídas de ExoMars tras años almacenados, acercando el rover Rosalind Franklin a Marte

La ESA recertifica los paracaídas de ExoMars tras años almacenados, acercando el rover Rosalind Franklin a Marte

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha dado un paso clave hacia la reactivación de su ambicioso programa de exploración marciana al anunciar, el pasado 21 de julio, la exitosa recertificación de los paracaídas que permitirán el aterrizaje seguro del rover Rosalind Franklin en la superficie de Marte. Este avance técnico es fundamental para la misión ExoMars, que aspira a lanzarse finalmente en 2028 tras múltiples retrasos y desafíos internacionales.

Un proyecto emblemático de la ESA

La misión ExoMars representa uno de los mayores desafíos científicos y tecnológicos de la ESA en el ámbito de la exploración planetaria. Originalmente concebida como una colaboración con la agencia rusa Roscosmos y programada para despegar en 2022, la invasión rusa de Ucrania y las consiguientes sanciones internacionales obligaron a suspender la cooperación y a replantear componentes críticos de la misión, como el sistema de aterrizaje.

El principal objetivo del programa ExoMars es buscar rastros de vida pasada o presente en Marte mediante el rover Rosalind Franklin, equipado con avanzados instrumentos científicos desarrollados por consorcios europeos. El éxito del aterrizaje depende, en gran medida, del correcto despliegue de un sofisticado sistema de paracaídas, esenciales para frenar la velocidad de entrada y garantizar un descenso controlado en la tenue atmósfera marciana.

Un reto tecnológico con historia accidentada

El diseño de los paracaídas para la misión ExoMars ha sido un proceso plagado de dificultades. En pruebas anteriores, realizadas entre 2019 y 2020, se detectaron problemas de despliegue que provocaron daños en el tejido de los paracaídas, poniendo en duda la viabilidad del aterrizaje. Estos fallos obligaron a la ESA a revisar el sistema con la colaboración de expertos de la NASA, que aportaron su experiencia en la misión Mars 2020, responsable de depositar el rover Perseverance en el planeta rojo.

Tras la ruptura de relaciones con Roscosmos, la ESA se vio obligada a buscar nuevos proveedores para el módulo de descenso, optando por una reingeniería de los paracaídas y la actualización de su almacenamiento, ya que llevaban varios años guardados a la espera del lanzamiento.

La importancia de la recertificación

El reciente anuncio de la ESA confirma que los paracaídas han superado una batería de pruebas rigurosas que simulan las condiciones extremas del descenso marciano. Este proceso ha incluido ensayos de despliegue en cámaras de vacío, pruebas de resistencia del material y simulaciones de carga dinámica. Los resultados han sido favorables, permitiendo recertificar los sistemas y garantizar la seguridad del aterrizaje planeado para 2028.

La recertificación es especialmente relevante porque el tejido y los mecanismos de los paracaídas han permanecido almacenados durante un largo periodo, lo que podría haber afectado a sus propiedades físicas. La ESA ha confirmado que todo el sistema cumple ahora con los requisitos más estrictos de seguridad y fiabilidad, un precedente importante para futuras misiones europeas con destino a Marte.

Contexto internacional y últimos desarrollos

Mientras la ESA avanza en la recuperación de ExoMars, otras agencias espaciales continúan su particular carrera marciana. La NASA mantiene su liderazgo con misiones como Perseverance e Ingenuity, mientras que China avanza con su programa Tianwen. En el sector privado, compañías como SpaceX, liderada por Elon Musk, siguen apostando por el desarrollo de naves reutilizables como Starship, orientadas a la colonización y exploración a gran escala de Marte.

La recertificación de los paracaídas de ExoMars sitúa a Europa nuevamente en la senda de la exploración interplanetaria, mostrando resiliencia ante imprevistos internacionales y dificultades técnicas. El rover Rosalind Franklin, equipado con un taladro capaz de perforar hasta dos metros bajo la superficie marciana y sofisticados laboratorios a bordo, promete arrojar luz sobre la posible existencia de vida en el planeta rojo, uno de los grandes enigmas de la astrobiología actual.

Una nueva etapa para la exploración europea

La nueva fecha de lanzamiento prevista para 2028 marca el comienzo de una etapa renovada para la ciencia espacial europea. Si el aterrizaje del rover se produce con éxito, será la primera vez que la ESA deposite un vehículo científico en Marte, un hito que consolidaría la autonomía tecnológica de Europa en el competitivo panorama internacional de la exploración espacial.

La comunidad científica y la industria aeroespacial europea celebran la superación de este obstáculo clave, conscientes de que cada avance técnico acerca a Europa a los grandes descubrimientos planetarios del siglo XXI.

(Fuente: European Spaceflight)