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Nuevos materiales para taxis aéreos eléctricos: NASA lidera la seguridad del futuro vuelo urbano

Nuevos materiales para taxis aéreos eléctricos: NASA lidera la seguridad del futuro vuelo urbano

La revolución de la movilidad aérea urbana ya está en marcha, y los taxis aéreos eléctricos se perfilan como una realidad inminente en las ciudades del futuro. Sin embargo, el desarrollo de estos vehículos plantea un enorme reto en términos de seguridad, especialmente por el uso de materiales ultraligeros y novedosos que requieren una comprensión profunda de su comportamiento en situaciones extremas. Ante este escenario, la NASA ha iniciado una serie de investigaciones pioneras destinadas a evaluar y mejorar la resistencia de estos materiales ante impactos, con el objetivo primordial de proteger a los pasajeros en caso de accidente.

Una nueva generación de aeronaves

Durante décadas, la industria aeroespacial ha utilizado materiales compuestos de fibra de carbono y aleaciones ligeras para reducir el peso de las aeronaves y mejorar la eficiencia. No obstante, el auge de los taxis aéreos eléctricos y otras formas de movilidad aérea avanzada (AAM, por sus siglas en inglés), está impulsando una búsqueda sin precedentes de materiales aún más ligeros y resistentes. Empresas como SpaceX y Blue Origin han liderado la aplicación de compuestos avanzados en lanzadores orbitales, y ahora la atención se centra en las necesidades particulares de aeronaves destinadas al transporte urbano.

En este contexto, la NASA ha identificado que los taxis aéreos, al estar destinados a operar en entornos densamente poblados y realizar despegues y aterrizajes frecuentes, requieren nuevas soluciones estructurales. Estas aeronaves, que utilizan motores eléctricos alimentados por baterías de alta densidad energética, dependen de fuselajes extremadamente ligeros para maximizar su autonomía y reducir el consumo. Sin embargo, la ligereza suele venir acompañada de una mayor fragilidad ante impactos, lo que supone un riesgo en caso de incidentes.

Pruebas de impacto y simulaciones avanzadas

El pasado mes de junio, la NASA inició una campaña experimental en sus instalaciones de Langley, Virginia, centrada en la evaluación de materiales y diseños potenciales para taxis aéreos eléctricos. El equipo multidisciplinar de ingenieros y científicos está sometiendo secciones de fuselaje a pruebas de impacto controlado, utilizando tanto métodos tradicionales (caída de masas, impactos dirigidos) como simulaciones por ordenador de última generación.

Estas pruebas no solo miden la resistencia estructural, sino que también analizan el modo en que la energía del impacto se disipa a través de la cabina y cómo afecta a los ocupantes. Para ello, se emplean maniquíes instrumentados similares a los utilizados en la industria automovilística, lo que permite obtener datos precisos sobre fuerzas y posibles lesiones.

El objetivo es doble: por un lado, identificar los materiales compuestos o híbridos más prometedores; por otro, optimizar el diseño de las estructuras primarias y secundarias (refuerzos internos, sistemas de absorción de energía, etc.) para maximizar la protección de los pasajeros. Los resultados preliminares ya sugieren que ciertas configuraciones de materiales multicapa y paneles sándwich ofrecen mejoras significativas en la absorción de impactos sin penalizar el peso total.

Colaboración internacional y transferencia tecnológica

El trabajo de la NASA se desarrolla en colaboración con fabricantes como Joby Aviation, Beta Technologies y Lilium, así como con otras agencias espaciales y centros de investigación europeos. En España, la empresa PLD Space, conocida por sus cohetes suborbitales Miura, sigue de cerca estos avances, dada la sinergia tecnológica entre los lanzadores ligeros y las futuras aeronaves urbanas. El intercambio de conocimientos sobre materiales avanzados y técnicas de fabricación es clave para acelerar la llegada de soluciones seguras al mercado.

El contexto histórico y las nuevas normativas

Históricamente, cada avance tecnológico en la aviación ha venido acompañado de una revisión exhaustiva de los estándares de seguridad. Desde las primeras estructuras metálicas hasta la llegada de los materiales compuestos en la aviación comercial, la normativa ha evolucionado para garantizar la protección de la vida humana ante accidentes. Hoy, las autoridades regulatorias —incluyendo la FAA estadounidense y la EASA europea— trabajan estrechamente con la NASA y otros organismos para definir las futuras reglas que regirán el diseño, certificación y operación de los taxis aéreos eléctricos.

El ejemplo de la industria espacial es paradigmático: empresas como SpaceX y Blue Origin han traspasado la frontera de la reutilización gracias a avances en materiales y técnicas de protección ante impactos de alta energía, como la reentrada atmosférica. Ahora, parte de esas tecnologías encuentran aplicación en el entorno urbano, donde la seguridad es tan crítica como en el espacio.

Un futuro más seguro para la movilidad aérea

La apuesta de la NASA por investigar a fondo los materiales y diseños de los taxis aéreos eléctricos supone una garantía para el desarrollo de esta nueva forma de transporte en las próximas décadas. Gracias a estas iniciativas, la industria podrá ofrecer vehículos más ligeros, eficientes y, sobre todo, seguros para los pasajeros, allanando el camino hacia la integración de la movilidad aérea en el tejido urbano.

La seguridad, como siempre, permanece en el centro de la innovación aeroespacial, asegurando que el futuro del vuelo urbano no solo sea revolucionario, sino también fiable para todos sus usuarios.

(Fuente: NASA)