Vulcan y Ariane reactivan el pulso espacial en una semana crucial antes de la avalancha Starlink

Tras varios días marcados por condiciones meteorológicas adversas que frenaron la actividad espacial en Estados Unidos, el ritmo de lanzamientos se acelera nuevamente con dos misiones clave: el esperado despegue del cohete Vulcan de United Launch Alliance (ULA) y el regreso a la acción del Ariane 6 europeo. Estas misiones abren paso a una intensa secuencia de lanzamientos de satélites Starlink de SpaceX, que siguen marcando el compás de la nueva era espacial.
Vulcan, el nuevo titán estadounidense
El Vulcan Centaur, desarrollado por ULA, representa la apuesta más ambiciosa de la industria aeroespacial norteamericana para sustituir a la veterana familia Atlas V y Delta IV. Con una capacidad de carga superior y tecnología de vanguardia, Vulcan pretende garantizar la autonomía de Estados Unidos en lanzamientos de satélites militares, científicos y comerciales.
El lanzamiento, previsto desde Cabo Cañaveral, se había visto retrasado por tormentas eléctricas y vientos en altura. Sin embargo, los equipos han aprovechado las ventanas meteorológicas para ultimar los preparativos. En esta misión, Vulcan transportará diversos satélites, entre ellos cargas experimentales para la NASA y el Departamento de Defensa, además de la cápsula Peregrine de Astrobotic, que tiene como objetivo pionero un alunizaje comercial bajo el programa CLPS de la agencia estadounidense.
Cabe recordar que Vulcan incorpora motores BE-4 fabricados por Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos, lo que simboliza la colaboración y competencia interna en el sector aeroespacial estadounidense. Este lanzamiento es observado con atención, ya que su éxito condicionará el calendario de futuras misiones institucionales y comerciales.
Ariane 6: Europa vuelve a la carrera
Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, el Ariane 6 se prepara para su primer vuelo desde el Centro Espacial de Kourou, en la Guayana Francesa. Este cohete, desarrollado por la Agencia Espacial Europea (ESA) y fabricado por ArianeGroup, es la gran esperanza del viejo continente para mantener su independencia en el acceso al espacio tras la retirada del Ariane 5.
El Ariane 6, en su versión inicial, puede colocar en órbita cargas de hasta 10,3 toneladas a la órbita de transferencia geoestacionaria (GTO), lo que lo sitúa como competidor directo de los Falcon 9 y Falcon Heavy de SpaceX. Su diseño modular permite lanzar tanto satélites institucionales como comerciales, y su éxito es crucial para garantizar la continuidad de programas europeos como Galileo, Copernicus o las futuras misiones científicas y de exploración planetaria.
El programa Ariane 6 ha sufrido retrasos por cuestiones técnicas y logísticas, intensificadas por la pandemia y la guerra en Ucrania, que afectó el suministro de motores rusos para cohetes auxiliares. Ahora, con el lanzamiento inaugural a la vista, Europa busca recuperar su presencia en el competitivo sector espacial internacional.
SpaceX y la constelación Starlink: la nueva normalidad orbital
Mientras ULA y ArianeGroup se disputan titulares, SpaceX continúa a un ritmo vertiginoso con su programa Starlink, que ya ha cambiado para siempre el paisaje orbital terrestre. Tras los retrasos por mal tiempo, la compañía de Elon Musk tiene programados varios lanzamientos casi consecutivos para desplegar nuevas remesas de satélites Starlink, destinados a ampliar la cobertura global de Internet de alta velocidad.
El Falcon 9, convertido en el caballo de batalla de la industria, ha batido récords de reutilización y fiabilidad, permitiendo a SpaceX mantener una cadencia de lanzamientos sin precedentes. Cada misión Starlink supone la puesta en órbita de hasta 60 satélites, acelerando la expansión de la constelación, que ya supera los 5.000 satélites operativos.
Esta actividad incesante ha planteado nuevos retos en la gestión del tráfico espacial y la sostenibilidad del entorno orbital, cuestiones que tanto la NASA como la ESA y la comunidad científica observan con preocupación y atención.
Innovación y competencia global: el nuevo contexto espacial
En este contexto de intensa competencia, otras empresas y agencias espaciales también avanzan posiciones. Blue Origin sigue desarrollando su cohete New Glenn, que podría debutar en los próximos meses, mientras que en España, PLD Space prepara el primer vuelo orbital de su Miura 5, previsto para 2025 tras el éxito suborbital del Miura 1.
Virgin Galactic, por su parte, mantiene su apuesta por el turismo suborbital, habiendo retomado los vuelos con clientes tras resolver problemas técnicos en su nave SpaceShipTwo. Además, la comunidad internacional sigue expectante ante los continuos hallazgos en la búsqueda de exoplanetas, con misiones como TESS de la NASA y CHEOPS de la ESA identificando mundos potencialmente habitables y ampliando el horizonte del conocimiento humano.
Así, la semana que comienza marca un punto de inflexión: la reanudación de lanzamientos tras los retrasos meteorológicos no solo simboliza la resiliencia tecnológica del sector, sino que anticipa una frenética actividad en la órbita baja y más allá, con actores públicos y privados compitiendo y colaborando para conquistar el espacio.
(Fuente: NASASpaceflight)

 
							 
							