Trump impulsa la competencia en la industria espacial comercial con una nueva orden ejecutiva

El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, acompañado por el secretario de Transporte y administrador interino de la NASA, Sean Duffy, rubricó este miércoles en la Casa Blanca una orden ejecutiva histórica titulada «Fomento de la Competencia en la Industria Espacial Comercial». El documento supone un paso clave en la estrategia norteamericana para mantener el liderazgo mundial en el sector espacial, facilitando la entrada de nuevas empresas privadas y reforzando la competitividad tecnológica frente a otros actores internacionales.
La medida reconoce el papel crucial que desempeña el Departamento de Transporte (DOT) más allá de sus áreas tradicionales como la aviación, el ferrocarril o la automoción. En la actualidad, el DOT es el organismo responsable de autorizar y supervisar los lanzamientos espaciales comerciales en territorio estadounidense, un sector que ha experimentado un crecimiento explosivo impulsado por compañías como SpaceX, Blue Origin, Virgin Galactic o Rocket Lab.
La firma de la orden ejecutiva llega en un momento de intensa actividad espacial privada. Solo en los últimos cinco años, SpaceX ha revolucionado el acceso al espacio con cohetes reutilizables como el Falcon 9 y el Falcon Heavy, mientras que Blue Origin avanza en el desarrollo de su lanzador New Glenn y sus cápsulas suborbitales para turismo espacial. Por su parte, Virgin Galactic ha iniciado vuelos comerciales de turismo al borde del espacio, abriendo un nuevo nicho de mercado para viajeros privados.
En Europa, la española PLD Space ya ha realizado exitosos vuelos de prueba del Miura 1, su primer cohete suborbital, posicionándose como una de las empresas más prometedoras en el ámbito de los lanzadores ligeros y la democratización del acceso al espacio. Esta tendencia global se ha visto reforzada por la aparición de startups y consorcios que buscan explotar recursos en la Luna, investigar exoplanetas o desplegar constelaciones de satélites para comunicaciones y observación terrestre.
El nuevo marco regulatorio impulsado por la Casa Blanca pretende simplificar y agilizar los procesos administrativos para las empresas del sector, eliminando trabas burocráticas y fomentando la inversión privada. Entre otras medidas, la orden ejecutiva insta a una mayor coordinación entre la NASA, el DOT y la Administración Federal de Aviación (FAA), así como a la revisión periódica de los requisitos para licencias de lanzamiento y operación de vehículos espaciales.
Históricamente, la industria espacial estuvo dominada por agencias estatales como la NASA, que protagonizó la carrera espacial en la segunda mitad del siglo XX con hitos como las misiones Apolo, el transbordador espacial o la Estación Espacial Internacional. Sin embargo, desde principios del siglo XXI, el auge de la iniciativa privada ha transformado radicalmente el sector. El programa Commercial Crew de la NASA, por ejemplo, ha permitido que empresas como SpaceX y Boeing desarrollen sus propias naves tripuladas para transportar astronautas a la órbita baja.
Este cambio ha permitido reducir costes, acelerar la innovación y abrir nuevas oportunidades en ámbitos como el turismo espacial, la minería de asteroides, la exploración de exoplanetas o la construcción de infraestructuras orbitales. La reciente detección de cientos de mundos potencialmente habitables fuera del sistema solar, gracias a telescopios como Kepler, TESS o el James Webb, ha disparado el interés científico y comercial por la exploración profunda del cosmos.
La competencia internacional también se ha intensificado con la irrupción de potencias como China, India o Emiratos Árabes Unidos, que han puesto en marcha ambiciosos programas lunares, misiones a Marte y satélites de última generación. Ante este escenario, Estados Unidos busca reforzar su ecosistema espacial, no solo como motor económico, sino también como elemento estratégico y de seguridad nacional.
Durante el acto de firma en la Casa Blanca, el presidente Trump subrayó la importancia de garantizar que Estados Unidos siga siendo el país más avanzado en tecnologías espaciales, y resaltó el papel de la industria privada como «columna vertebral de la nueva economía del espacio». Sean Duffy, por su parte, destacó el compromiso del Departamento de Transporte y la NASA para facilitar la transición hacia un entorno más abierto, colaborativo y competitivo.
En definitiva, la orden ejecutiva «Enabling Competition in the Commercial Space Industry» marca un punto de inflexión en la política espacial estadounidense, consolidando el papel de las empresas privadas como protagonistas de la nueva era espacial. El futuro del sector pasa, cada vez más, por la colaboración público-privada y la apertura a nuevos actores, en un contexto de exploración y explotación del espacio sin precedentes.
(Fuente: NASA)

