La NASA impulsa la energía nuclear lunar con nuevos líderes al frente del programa Fission Surface Power

La NASA ha dado un paso estratégico hacia la autonomía energética en la exploración lunar al designar a Steven A. Sinacore, del Centro de Investigación Glenn, como director ejecutivo del programa Fission Surface Power, acompañado por Lindsay Kaldon en el cargo de subdirectora ejecutiva. Ambos estarán al frente de un equipo multidisciplinar dentro de la Dirección de Desarrollo de Sistemas de Exploración, cuyo cometido es acelerar el desarrollo y la implantación de tecnologías de energía de fisión nuclear que alimenten las futuras misiones a la Luna y, a más largo plazo, a Marte.
La energía de fisión nuclear se perfila como un elemento clave en la hoja de ruta de la NASA para mantener operaciones sostenidas más allá de la órbita terrestre. Hasta ahora, las misiones lunares y marcianas se han apoyado principalmente en paneles solares y baterías; sin embargo, la noche lunar, que dura aproximadamente 14 días terrestres, y los entornos polares con escasa luz solar, suponen retos formidables para estas fuentes energéticas convencionales. La fisión nuclear, en cambio, promete ofrecer un suministro eléctrico fiable, continuo y de alta potencia, capaz de soportar hábitats, equipos científicos, sistemas de soporte vital y operaciones industriales.
El programa Fission Surface Power se inscribe en el marco de Artemis, la ambiciosa iniciativa de la NASA para regresar a la Luna y establecer una presencia humana sostenible en su superficie antes de finales de esta década. El objetivo inicial es desplegar un sistema de energía de fisión de 40 kilovatios en el polo sur lunar ya en 2030, lo que equivaldría a la electricidad necesaria para alimentar alrededor de 30 hogares terrestres. Este hito sentaría las bases para infraestructuras energéticas aún más potentes, necesarias para misiones tripuladas o bases de mayor tamaño tanto en la Luna como, en el futuro, en Marte.
Steven A. Sinacore, ingeniero de dilatada experiencia en el desarrollo de sistemas energéticos avanzados, ha liderado anteriormente proyectos punteros en el Centro Glenn, institución de referencia en tecnologías de propulsión y energía espacial desde su fundación en 1941. Le acompañará Lindsay Kaldon, experta en gestión de programas tecnológicos de gran complejidad y con un sólido historial en la coordinación de equipos multidisciplinares. Juntos, dirigirán la colaboración entre centros de la NASA, socios industriales y laboratorios nacionales del Departamento de Energía de Estados Unidos.
El esfuerzo de la NASA en energía nuclear para el espacio no es nuevo. Ya en los años 60 y 70, los generadores termoeléctricos de radioisótopos (RTG) suministraron electricidad a sondas como Pioneer, Voyager y las misiones Apollo. Más recientemente, el rover Curiosity de la NASA en Marte ha utilizado con éxito un RTG para operar durante más de una década. No obstante, los RTG tienen una potencia limitada y no escalan fácilmente para aplicaciones de alta demanda, como las requeridas por hábitats y laboratorios lunares. Por ello, la NASA apuesta ahora por reactores de fisión de pequeño tamaño, seguros y transportables, capaces de funcionar en entornos extremos y de ser integrados en futuras misiones tripuladas.
El impulso de la NASA en este campo se suma a iniciativas similares de otras agencias y empresas privadas que ven en la energía nuclear una solución viable para la colonización espacial. Por ejemplo, la Agencia Espacial Europea (ESA) estudia reactores modulares para bases lunares, mientras que China y Rusia han anunciado proyectos para desarrollar reactores nucleares espaciales. En el sector privado, compañías como Blue Origin y SpaceX, que ya colaboran estrechamente con la NASA en el transporte orbital y lunar, observan con interés estos avances, pues una fuente de energía estable y potente será esencial para la explotación de recursos in situ y la construcción de infraestructuras en otros cuerpos celestes.
La decisión de la NASA de fortalecer el liderazgo de su programa de energía nuclear de superficie no solo representa un avance tecnológico, sino también una declaración de intenciones sobre el papel que la energía de fisión desempeñará en la nueva era de la exploración espacial. El reto es mayúsculo: desarrollar sistemas que sean seguros, ligeros, fiables y capaces de operar de manera autónoma durante años en entornos inhóspitos, lo que requerirá una estrecha colaboración entre la agencia, la industria y la comunidad internacional.
Con Steven A. Sinacore y Lindsay Kaldon al frente, el programa Fission Surface Power se enfrenta ahora a una etapa decisiva en la que la investigación y el desarrollo tecnológico deberán traducirse en prototipos funcionales y, en última instancia, en sistemas operativos que acompañen a las primeras tripulaciones de Artemis en su regreso a la Luna. Este avance acercará a la humanidad al objetivo de convertir la exploración lunar en un esfuerzo sostenible y, a medio plazo, allana el camino hacia la conquista de Marte y otros destinos del sistema solar.
(Fuente: NASA)

 
							 
							