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Robots controlados desde el espacio exploran un Marte simulado en Alemania

Robots controlados desde el espacio exploran un Marte simulado en Alemania

La exploración espacial avanza a pasos agigantados gracias a la estrecha colaboración entre humanos y robots. El pasado mes de julio, un equipo de robots recorrió un entorno que simulaba la superficie marciana en suelo alemán, en una misión pionera dirigida a distancia por un astronauta que orbitaba la Tierra a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS). Este hito marcó la culminación de la última fase del experimento Surface Avatar, una ambiciosa iniciativa conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), cuyo objetivo es perfeccionar la teleoperación robótica en escenarios planetarios.

El experimento, desarrollado en la localidad alemana de Bremen, recreó con minuciosidad un terreno marciano repleto de desafíos técnicos: dunas de arena, rocas de distintos tamaños y estructuras que imitan la compleja geología del planeta rojo. A través de una sofisticada infraestructura de comunicaciones, el astronauta de la ISS pudo controlar en tiempo real una flota compuesta por varios robots terrestres, cada uno especializado en diferentes tareas, desde la navegación autónoma hasta la manipulación de muestras.

La telepresencia espacial: un salto tecnológico

La teleoperación de robots desde órbita representa una de las apuestas más prometedoras para futuras misiones a la Luna, Marte y asteroides. Hasta el momento, las misiones robóticas, como las protagonizadas por los famosos rovers de la NASA (Spirit, Opportunity, Curiosity y Perseverance), han dependido de órdenes enviadas desde la Tierra, con grandes retrasos debido a la distancia. En el caso de Marte, la señal puede tardar entre 4 y 24 minutos en recorrer el trayecto de ida y vuelta. Esta latencia impide la toma de decisiones inmediatas, limitando la autonomía y la eficacia de los robots.

El Surface Avatar explora una alternativa: situar astronautas en órbita cercana al cuerpo celeste (por ejemplo, en la órbita de Marte o la Luna) y permitirles controlar equipos robóticos desplegados en la superficie con una latencia mínima. Esta solución combina la inteligencia y flexibilidad humanas con la resistencia de los robots, capaces de operar en entornos hostiles y peligrosos para el ser humano.

Desarrollo y resultados del experimento

Durante la sesión final del Surface Avatar, el astronauta europeo, equipado con interfaces hápticas avanzadas, pudo recibir información táctil procedente de los robots, lo que le permitió “sentir” virtualmente el terreno y ajustar sus movimientos con extrema precisión. Los robots, dotados de sensores de última generación, cámaras de alta resolución y brazos articulados, simularon la recogida de muestras, la identificación de materiales y la manipulación de objetos delicados.

El sistema de control empleó tecnologías de comunicación por satélite de ultra baja latencia, junto con algoritmos de inteligencia artificial para la navegación semiautónoma. Los ingenieros de la ESA y el DLR monitorizaron el experimento desde tierra, evaluando la eficiencia, la coordinación y la capacidad de respuesta del sistema humano-robot.

Un precedente para futuras misiones lunares y marcianas

La colaboración entre astronautas y robots es uno de los pilares de la exploración espacial del siglo XXI. La NASA, por ejemplo, ya ha anunciado que la próxima generación del programa Artemis, que pretende establecer una presencia humana sostenible en la Luna, contará con equipos robóticos controlados a distancia para la construcción de hábitats, la prospección de recursos y la exploración de zonas peligrosas.

La ESA también ha invertido en proyectos de telepresencia, como el experimento Analog-1, en el que el astronauta Luca Parmitano controló desde la ISS un rover en una cantera alemana, y el desarrollo de sistemas hápticos avanzados para futuras misiones lunares y marcianas. La empresa española PLD Space, especializada en lanzadores reutilizables, también está explorando aplicaciones de robótica para el despliegue de cargas útiles en órbita terrestre baja y para misiones interplanetarias.

El auge de la exploración privada y sus aportes a la robótica

El sector privado desempeña un papel cada vez más relevante en este ámbito. SpaceX, además de liderar el transporte de astronautas y cargas a la ISS, está desarrollando tecnologías de inteligencia artificial y sistemas de control remoto que podrían aplicarse en la futura exploración de Marte con la nave Starship. Blue Origin y Virgin Galactic exploran también aplicaciones de robótica avanzada y telepresencia para sus proyectos de infraestructuras y experimentos en microgravedad.

Por su parte, la búsqueda de exoplanetas y el estudio de mundos distantes por parte de agencias como NASA y ESA depende cada vez más de sistemas robóticos autónomos y teleoperados, capaces de analizar muestras y realizar experimentos sin intervención directa desde la Tierra.

Un futuro liderado por la cooperación humano-robot

El éxito del Surface Avatar sienta las bases para una nueva era en la exploración planetaria, donde la sinergia entre astronautas en órbita y robots en superficie permitirá avanzar con rapidez y seguridad en la conquista de otros mundos. Los resultados de estos experimentos serán cruciales para diseñar las primeras misiones tripuladas a Marte y para consolidar la presencia humana en la Luna.

El avance continuo de la tecnología robótica, sumado al ingenio de los astronautas y al liderazgo de agencias como la ESA, NASA y empresas privadas, nos acerca cada vez más a convertirnos en una especie verdaderamente interplanetaria. (Fuente: ESA)