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Aviones científicos de la NASA sobrevolarán a baja altitud Filadelfia, Los Ángeles y Richmond para estudiar la calidad del aire

Aviones científicos de la NASA sobrevolarán a baja altitud Filadelfia, Los Ángeles y Richmond para estudiar la calidad del aire

Entre el 22 de junio y el 2 de julio, dos aviones de investigación de la NASA realizarán una serie de vuelos a baja altitud sobre las áreas metropolitanas de Filadelfia, Baltimore y ciudades del estado de Virginia, como Richmond. Estas operaciones también se extenderán a la cuenca de Los Ángeles, el mar de Salton y el Valle Central de California. El objetivo principal de estas misiones es recabar datos atmosféricos detallados para avanzar en los estudios sobre la calidad del aire en entornos urbanos y agrícolas, así como para validar y mejorar los sistemas de monitorización por satélite.

Las aeronaves seleccionadas para esta campaña científica son plataformas especializadas equipadas con instrumentos de última generación, capaces de medir directamente los niveles de diversos contaminantes atmosféricos y partículas en suspensión. A diferencia de los vuelos comerciales, que suelen operar a altitudes superiores a los 9.000 metros, estos vuelos de investigación descenderán a cotas mucho más bajas, permitiendo obtener datos con una resolución espacial y temporal sin precedentes. Los pilotos, formados para operar en condiciones complejas, maniobrarán a altitudes que pueden oscilar entre los 300 y 1.500 metros sobre el terreno, siguiendo rutas cuidadosamente planificadas para cubrir tanto áreas densamente pobladas como zonas agrícolas y costeras.

Este esfuerzo forma parte de un programa de la NASA cuyo objetivo es mejorar nuestra comprensión de la química atmosférica y los procesos que afectan a la salud pública y el clima. Los datos recogidos por los aviones serán fundamentales para validar las mediciones realizadas por satélites como el TROPOMI (a bordo del satélite Sentinel-5P de la Agencia Espacial Europea) y el reciente TEMPO, una misión conjunta entre la NASA y la Agencia Espacial Coreana (KARI) lanzada en abril de 2023. TEMPO es el primer instrumento que monitoriza la calidad del aire en toda América del Norte desde el espacio en tiempo casi real, permitiendo a científicos y responsables políticos tomar decisiones más informadas sobre la gestión ambiental y la salud pública.

La campaña, denominada AEROMMA (Airborne and Satellite Investigation of Asian Air Quality), incluye la colaboración de universidades estadounidenses, la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) y científicos internacionales. En la costa este de Estados Unidos, el foco principal será analizar la influencia de las emisiones urbanas y el tráfico en la formación de ozono troposférico y partículas finas, que suponen importantes riesgos sanitarios para la población. En California, la atención se centrará en la interacción entre la contaminación generada por la actividad agrícola, los incendios forestales y las inversiones térmicas características de la región, que pueden atrapar contaminantes cerca del suelo durante días.

A lo largo de la última década, la NASA ha intensificado su apuesta por la monitorización ambiental desde el aire, complementando así la información proporcionada por los satélites. Este enfoque multidisciplinar permite detectar focos de contaminación que a menudo pasan desapercibidos para los sistemas tradicionales, así como comprender mejor los mecanismos de transporte y transformación de los contaminantes. Los vuelos a baja altitud, aunque técnicamente exigentes, resultan imprescindibles para obtener datos representativos de las condiciones reales que experimentan los habitantes de las grandes ciudades y zonas rurales.

En el ámbito internacional, otras agencias como la Agencia Espacial Europea (ESA), la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA) también están desarrollando proyectos similares, conscientes de la creciente preocupación social por la calidad del aire y sus efectos sobre la salud y el clima. No obstante, la NASA sigue liderando la innovación en este campo, integrando datos de plataformas aéreas, terrestres y espaciales para crear los modelos más precisos posibles.

Por otra parte, empresas privadas como SpaceX y Blue Origin han puesto el foco en el desarrollo de tecnologías espaciales reutilizables, con el objetivo de abaratar el acceso al espacio y democratizar la observación de la Tierra. Sin embargo, la investigación atmosférica sigue siendo uno de los terrenos donde la colaboración público-privada puede marcar la diferencia, permitiendo combinar recursos y experiencia para afrontar desafíos globales como la contaminación y el cambio climático.

Mientras tanto, en España, la empresa PLD Space continúa avanzando en el desarrollo de lanzadores suborbitales y orbitales, con el fin de posicionar al país en la primera línea de la nueva carrera espacial europea. Su papel será cada vez más relevante a medida que la monitorización ambiental desde el espacio gane importancia en la agenda internacional.

En definitiva, la misión de la NASA que comenzará en los próximos días representa un paso crucial hacia una mejor comprensión de la calidad del aire y sus implicaciones. A través del uso combinado de aviones de investigación y satélites de última generación, la ciencia avanza para ofrecer soluciones concretas a uno de los problemas más acuciantes de nuestro tiempo.

(Fuente: NASA)