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El futuro de las comunicaciones espaciales: la NASA prueba con éxito su haz láser a 230 millones de kilómetros

El futuro de las comunicaciones espaciales: la NASA prueba con éxito su haz láser a 230 millones de kilómetros

El 2 de junio de 2025 marcó un hito en la historia de las telecomunicaciones espaciales. En una imagen captada con tecnología infrarroja, el Laboratorio de Telescopios de Comunicaciones Ópticas (OCTL) de la NASA, situado en las instalaciones de la Table Mountain cerca de Wrightwood, California, lanzó su emblemático haz de ocho láseres hacia las profundidades del espacio. El objetivo de la operación: el transceptor láser a bordo de la nave Psyche, que en ese momento se encontraba nada menos que a 230 millones de kilómetros de la Tierra, es decir, unos 143 millones de millas.

Este experimento forma parte del proyecto Deep Space Optical Communications (DSOC), una de las apuestas tecnológicas más ambiciosas de la NASA para revolucionar la transferencia de datos entre la Tierra y futuras misiones espaciales a destinos cada vez más alejados de nuestro planeta. La nave Psyche, lanzada en octubre de 2023, viaja actualmente rumbo al cinturón de asteroides, donde su misión principal será estudiar, por primera vez, un asteroide metálico llamado también Psyche. Pero, además, a bordo transporta el DSOC, un paquete experimental que podría cambiar para siempre la forma en que la humanidad se comunica a través del cosmos.

Las comunicaciones ópticas frente a las de radiofrecuencia

Hasta ahora, la transmisión de datos espaciales se realiza fundamentalmente mediante ondas de radio. Sin embargo, este sistema tiene importantes limitaciones: los anchos de banda disponibles son relativamente bajos y, a medida que las distancias aumentan, el retardo y la pérdida de datos se convierten en obstáculos cada vez más difíciles de superar. Las comunicaciones ópticas, basadas en haces de luz láser, prometen multiplicar por diez o más la velocidad de transmisión, permitiendo enviar imágenes de alta resolución, vídeos en tiempo real y grandes volúmenes de información científica.

La prueba del 2 de junio consistió en apuntar el haz láser del OCTL hacia el transceptor láser de Psyche, permitiendo así una comunicación bidireccional que, si bien experimental, ha demostrado que es técnicamente viable mantener un enlace óptico a distancias interplanetarias. Para lograrlo, la precisión de ambos sistemas debe ser extrema: el haz láser emitido desde la Tierra tiene que llegar a una antena de apenas unos centímetros de diámetro en la nave, moviéndose a velocidades relativas y con la influencia gravitacional de diversos cuerpos celestes.

El papel de otras agencias y empresas en la carrera por las comunicaciones espaciales

Si bien la NASA, a través del JPL y su programa DSOC, lidera actualmente estas pruebas, la competición por dominar la comunicación óptica en el espacio es global. SpaceX, la empresa de Elon Musk, ha dado grandes pasos en este campo con su constelación Starlink, que ya incorpora enlaces láser entre satélites para reducir la latencia y aumentar el caudal de datos, aunque por ahora solo en órbita baja terrestre. Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos, también ha mostrado interés en el desarrollo de sistemas ópticos para sus futuros proyectos lunares y marcianos.

En Europa, la española PLD Space, dedicada al desarrollo de cohetes reutilizables como el Miura 1 y Miura 5, ha manifestado su intención de colaborar con la Agencia Espacial Europea (ESA) en futuras misiones de observación y transmisión de datos, aunque todavía no ha anunciado pruebas específicas con comunicaciones ópticas. Virgin Galactic, centrada en el turismo suborbital, estudia incorporar sistemas ópticos para comunicaciones rápidas con sus vehículos en vuelo.

El avance de la tecnología óptica es esencial para misiones de exploración de exoplanetas o para la comunicación con sondas que se desplacen más allá del sistema solar. La ESA, por su parte, ha realizado experimentos exitosos de transmisión láser entre satélites geoestacionarios y estaciones terrestres, como los proyectos EDRS (European Data Relay System), que mejoran la transmisión de datos de observación terrestre.

Implicaciones para el futuro de la exploración espacial

El potencial de las comunicaciones ópticas va mucho más allá de enviar imágenes espectaculares desde Marte o asteroides lejanos. Permitirán, por ejemplo, que las futuras misiones tripuladas a Marte estén conectadas prácticamente en tiempo real con la Tierra, facilitando la telemedicina, la educación y el soporte técnico en remoto. Además, una mayor capacidad de transmisión es clave para recibir datos científicos complejos, como espectros de atmósferas de exoplanetas o imágenes detalladas de la superficie de cuerpos helados en el sistema solar exterior.

El éxito de la prueba realizada el 2 de junio no solo demuestra la viabilidad técnica del sistema DSOC, sino que abre la puerta a una nueva era en la que la distancia dejará de ser una barrera insalvable para la comunicación humana más allá de la Tierra. Los próximos años serán cruciales para consolidar esta tecnología y extenderla a otras agencias y empresas privadas, acelerando así la exploración y el conocimiento del universo.

La era de la comunicación óptica interplanetaria ha comenzado, y promete cambiar radicalmente la forma en que la humanidad se conecta con el cosmos.

(Fuente: NASA)