El misterio de la “Mano de Dios”: nuevas imágenes revelan detalles sorprendentes del púlsar PSR B1509-58

En 2009, el Observatorio de Rayos X Chandra de la NASA asombró al mundo científico y al público en general con una imagen fascinante: una nebulosa que, al interactuar con un púlsar de gran energía, presentaba la inconfundible silueta de una mano extendida en el espacio. Este fenómeno, apodado popularmente como la “Mano de Dios”, no solo capturó la imaginación de millones, sino que se ha convertido en un objeto de estudio fundamental para comprender los procesos extremos del universo.
Ahora, quince años después, una colaboración internacional ha proporcionado nuevos datos que arrojan luz sobre la estructura y evolución de esta enigmática formación. Gracias a la combinación de observaciones en rayos X de Chandra y datos de radiofrecuencia obtenidos por el radiotelescopio Australia Telescope Compact Array (ATCA), los astrónomos han logrado construir la imagen más detallada hasta la fecha del púlsar PSR B1509-58 y su nebulosa asociada.
Un púlsar joven y poderoso
PSR B1509-58 se encuentra a unos 17.000 años luz de la Tierra, en la constelación Circinus. Es un púlsar joven, con una edad estimada de apenas 1.700 años, resultado de la explosión supernova de una estrella masiva. Los púlsares son remanentes estelares extremadamente densos, compuestos casi en su totalidad por neutrones, que giran sobre sí mismos a velocidades vertiginosas y emiten pulsos periódicos de radiación electromagnética.
En el caso de PSR B1509-58, este giro supera las siete revoluciones por segundo. Su campo magnético, uno de los más intensos conocidos, acelera partículas a velocidades cercanas a la de la luz, generando potentes chorros y una extensa nebulosa de viento de púlsar. Es precisamente la interacción de estas partículas energéticas con el material circundante la que produce la famosa imagen en forma de mano.
Una imagen compuesta sin precedentes
La emblemática silueta de la “Mano de Dios” fue revelada gracias a la sensibilidad de Chandra a los rayos X, capaces de mostrar las regiones más calientes y energéticas de la nebulosa. Sin embargo, la inclusión de datos de radio provenientes de ATCA ha permitido a los científicos observar también las regiones más frías y extendidas, logrando así una visión integral de la estructura.
El contraste entre los datos en rayos X y radio muestra que la mano, cuya “palma” corresponde a la nebulosa central, se prolonga en “dedos” que se extienden hasta 150 años luz de distancia. La región más brillante apunta hacia el remanente de supernova RCW 89, donde se produce una interacción espectacular entre el viento del púlsar y los restos estelares. Esta colisión genera filamentos y burbujas que contribuyen al aspecto fantasmal de la mano.
Implicaciones para la física de altas energías
El estudio detallado de la “Mano de Dios” es clave para entender cómo los púlsares transmiten su energía al espacio circundante y cómo evolucionan los remanentes de supernova. El análisis revela que el viento del púlsar transporta partículas relativistas que interactúan con campos magnéticos y restos estelares, produciendo emisiones en múltiples longitudes de onda.
Estos procesos son análogos, a menor escala, a los que ocurren en los núcleos de galaxias activas y en los estallidos de rayos gamma, lo que convierte a la “Mano de Dios” en un laboratorio natural para estudiar la física extrema del universo. Además, la comparación de observaciones realizadas durante más de una década ha permitido a los astrónomos detectar cambios sutiles en la forma y el brillo de la nebulosa, arrojando luz sobre la dinámica a largo plazo de estos objetos.
Un hito para la astronomía internacional
La colaboración entre la NASA y la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO), responsable del ATCA, ejemplifica la importancia de la cooperación internacional en la exploración del cosmos. La combinación de tecnologías y la sinergia entre telescopios espaciales y terrestres permiten desentrañar los secretos de fenómenos tan complejos como la “Mano de Dios”.
Este avance se suma a una serie de hitos recientes en el estudio de restos estelares y púlsares, impulsados por nuevas misiones como el telescopio James Webb, los continuos estudios de exoplanetas por parte de TESS y CHEOPS, y los próximos lanzamientos de cohetes privados como los de SpaceX y Blue Origin, que facilitarán la puesta en órbita de nuevos observatorios astronómicos.
A medida que la tecnología evoluciona y la observación multibanda se consolida como una herramienta indispensable, la humanidad se acerca cada vez más a desvelar los misterios más profundos del universo, como el origen y el destino de las estrellas más extremas.
(Fuente: NASA)

 
							 
							