Joe Pavicic y el difícil camino hacia el lanzamiento del Artemis I: la presión y la responsabilidad detrás de la exploración lunar

El nombre de Joe Pavicic, ingeniero de operaciones para el programa Artemis de la NASA, ha quedado grabado en la memoria de todos aquellos que siguen de cerca la nueva era de la exploración lunar. En una reciente entrevista, Pavicic rememoró uno de los momentos más críticos de su carrera: el instante en el que tuvo que comunicar a la directora de lanzamiento del Artemis I que el equipo no estaba listo para proceder con el despegue, decretando un rotundo “NO-GO” para la misión. Este episodio, ocurrido antes del exitoso lanzamiento de la misión Artemis I en noviembre de 2022, ilustra la enorme presión y la complejidad técnica que envuelven la exploración tripulada del espacio profundo.
El programa Artemis representa el mayor esfuerzo de la NASA para llevar a la humanidad de regreso a la Luna, más de medio siglo después de las legendarias misiones Apolo. Sin embargo, el camino hasta la plataforma de lanzamiento del Kennedy Space Center en Florida estuvo plagado de desafíos. Durante los meses previos al despegue, el equipo enfrentó varios intentos abortados: problemas con el suministro de hidrógeno líquido, fugas en los sistemas de combustible y cuestiones técnicas inesperadas pusieron a prueba la capacidad de reacción y el temple de los ingenieros.
Joe Pavicic describió la enorme responsabilidad de su puesto: “Dar la orden de ‘NO-GO’ es una de las decisiones más difíciles que puede tomar un ingeniero de operaciones. Sabes que miles de personas han trabajado durante años para este momento y que el mundo entero está pendiente. Pero la seguridad y el éxito de la misión están por encima de cualquier presión externa”. Cada intento fallido supuso analizar datos, revisar procedimientos y coordinar con decenas de equipos especializados, desde los encargados del software hasta los responsables de la criogenia.
El Artemis I, concebido como la primera misión integrada del nuevo cohete SLS (Space Launch System) y la nave Orión, fue un ensayo general sin tripulación para preparar el regreso de los astronautas estadounidenses a la superficie lunar. El objetivo principal era demostrar la capacidad de la NASA para lanzar, operar y recuperar una nave diseñada para viajes más allá de la órbita terrestre baja, algo que no se hacía desde los años 70. El éxito del lanzamiento, finalmente ejecutado el 16 de noviembre de 2022, marcó un hito que allana el camino para Artemis II, la primera misión tripulada del programa.
A nivel internacional, la carrera lunar ha cobrado un nuevo impulso. Empresas como SpaceX, con su potente cohete Starship, y Blue Origin, liderada por Jeff Bezos, están desarrollando sistemas innovadores de lanzamiento y aterrizaje lunar, colaborando en muchos casos con la propia NASA. De hecho, SpaceX ha sido seleccionada como proveedor del módulo de aterrizaje lunar del programa Artemis, lo que refuerza la tendencia hacia la colaboración público-privada en la exploración espacial.
En Europa, compañías como la española PLD Space avanzan en el desarrollo de lanzadores reutilizables, como el Miura 1 y Miura 5, que pretenden situar a España en el mapa de la industria aeroespacial. Virgin Galactic, por su parte, continúa impulsando el turismo suborbital, abriendo la puerta a una nueva generación de vuelos comerciales al borde del espacio.
Más allá de la Luna, el interés por los exoplanetas y la búsqueda de vida en otros sistemas solares sigue creciendo. Telescopios espaciales como el James Webb están proporcionando datos inéditos sobre atmósferas planetarias, composición química y condiciones potencialmente habitables en mundos situados a años luz de la Tierra.
El testimonio de Pavicic subraya que, pese a los avances tecnológicos y la experiencia acumulada, el lanzamiento de una misión espacial sigue siendo una empresa plagada de incertidumbres y variables críticas. “Cada decisión cuenta, y el margen de error es mínimo”, afirmó el ingeniero. El valor de reconocer un “NO-GO” en el momento adecuado puede significar la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre la seguridad y el desastre.
El futuro de la exploración espacial, en el que conviven agencias públicas y empresas privadas, dependerá de la capacidad de gestionar estos riesgos y de aprender de cada obstáculo superado. Mientras la humanidad prepara su regreso a la Luna y mira hacia Marte y más allá, historias como la de Joe Pavicic nos recuerdan que el verdadero viaje comienza mucho antes de que se enciendan los motores del cohete.
(Fuente: NASA)
