JunoCam, la cámara de Juno, sobrevive a la radiación de Júpiter gracias a una innovadora maniobra

La misión Juno, de la NASA, ha vuelto a sorprender al mundo científico tras lograr recuperar la funcionalidad de su cámara JunoCam, una hazaña que se considera un avance significativo en la tecnología de exploración espacial en entornos de alta radiación. Esta cámara, instalada a bordo de la sonda Juno, había presentado problemas graves debido a la intensa radiación del entorno joviano. Sin embargo, mediante una maniobra experimental realizada en diciembre de 2023, el equipo de ingenieros logró restablecer su funcionamiento, permitiendo la obtención de nuevas imágenes de la luna Ío y sentando un precedente para futuras misiones tanto públicas como privadas.
La misión Juno fue lanzada en 2011 con el objetivo de estudiar la atmósfera, el campo gravitatorio y el campo magnético de Júpiter, el planeta más grande del Sistema Solar. Tras un viaje de cinco años, la nave se insertó con éxito en la órbita joviana en julio de 2016, iniciando así una amplia campaña de recopilación de datos. Uno de los instrumentos clave a bordo es la JunoCam, una cámara de gran angular diseñada originalmente con fines de divulgación pública, pero que ha demostrado ser una valiosa herramienta científica.
No obstante, desde finales de 2022 y durante 2023, la JunoCam comenzó a mostrar signos de degradación. Los ingenieros detectaron que la cámara sufría interrupciones y fallos en la transmisión de imágenes, un síntoma claro de los efectos de la radiación extrema que domina el entorno cercano a Júpiter y sus lunas. La radiación en estas regiones puede ser cientos de veces superior a la que experimentan los satélites terrestres, provocando daños acumulativos en los sistemas electrónicos.
Ante esta situación, el equipo de la misión decidió probar una técnica experimental: realizar una “reconfiguración profunda” del sistema de la cámara. Esta maniobra consistía en apagar completamente la JunoCam durante un periodo prolongado, permitiendo que cualquier carga eléctrica residual en los circuitos se disipara y, posteriormente, reiniciar el sistema desde cero. El procedimiento, nunca antes probado en Juno, implicaba ciertos riesgos, ya que un fallo podría dejar la cámara inoperativa de forma permanente.
La operación se llevó a cabo en diciembre de 2023, coincidiendo con una fase del vuelo en la que la nave se encontraba a una distancia segura de Júpiter para minimizar nuevos daños por radiación durante el proceso. Tras el reinicio, la JunoCam recuperó su capacidad de captar imágenes, permitiendo obtener valiosas fotografías de la luna Ío, el satélite más volcánico del Sistema Solar. Estas imágenes resultan esenciales para comprender la dinámica interna y la actividad geológica de Ío, así como la interacción de sus erupciones con el potente campo magnético de Júpiter.
Más allá del éxito puntual, la experiencia obtenida con la recuperación de la JunoCam abre nuevas perspectivas para el diseño y la gestión de futuras misiones en entornos hostiles. Las lecciones aprendidas serán especialmente útiles para la NASA y otras agencias espaciales, así como para empresas privadas como SpaceX, Blue Origin o Virgin Galactic, que ya están desarrollando proyectos propios para explorar destinos tan exigentes como las lunas de Júpiter y Saturno, o incluso exoplanetas en sistemas cercanos.
En el contexto europeo, la española PLD Space también se beneficia indirectamente de estos avances, ya que la robustez y fiabilidad de los sistemas electrónicos es un factor crítico en el desarrollo de lanzadores reutilizables y plataformas de experimentación suborbital. Asimismo, la Agencia Espacial Europea (ESA) se prepara para el lanzamiento de la misión JUICE (JUpiter ICy moons Explorer), cuyo objetivo es estudiar Ganímedes, Europa y Calisto, lunas que también orbitan en regiones de alta radiación.
El desafío de la radiación espacial ha sido uno de los grandes obstáculos tecnológicos desde el inicio de la exploración interplanetaria. La exitosa recuperación de la JunoCam demuestra que, con creatividad y rigor técnico, es posible prolongar la vida útil de instrumentos clave y maximizar el retorno científico de misiones costosas y complejas. Esta experiencia también alimenta el optimismo respecto a la resiliencia de futuras generaciones de satélites y sondas que deberán operar en los ambientes más extremos del Sistema Solar y más allá.
Mientras la misión Juno continúa su periplo alrededor de Júpiter, la comunidad científica aguarda con interés los nuevos datos que la JunoCam pueda seguir enviando. Lo aprendido no solo ilumina los misterios de Ío y de Júpiter, sino que también refuerza la confianza en la capacidad humana para superar los desafíos más exigentes de la exploración espacial.
(Fuente: NASA)

 
							 
							