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La NASA avanza en el diseño de trajes espaciales con jóvenes talentos para la conquista lunar

La NASA avanza en el diseño de trajes espaciales con jóvenes talentos para la conquista lunar

La exploración lunar vuelve a situarse en el centro de la agenda espacial internacional y, en esta nueva carrera hacia la Luna, el desarrollo de trajes espaciales de última generación emerge como una de las prioridades tecnológicas. En un esfuerzo por fomentar la innovación y captar nuevas ideas, la NASA ha puesto en marcha el Student Design Challenge, una iniciativa que involucra a estudiantes de distintas disciplinas en la creación de tecnologías avanzadas para los trajes que vestirán los próximos astronautas que pisen la superficie lunar.

El Johnson Space Center de Houston, epicentro de la ingeniería aeroespacial estadounidense, se ha convertido en un hervidero de creatividad. Aquí, jóvenes ingenieros y diseñadores, procedentes de diversas universidades y centros de formación, trabajan codo con codo con veteranos especialistas de la NASA. Algunos comenzaron su andadura en este proyecto esbozando a mano sus ideas en un simple cuaderno, mientras que otros se decantaron por sofisticados modelos digitales mediante software de diseño asistido por ordenador (CAD). Sin embargo, todos comparten un objetivo común: concebir soluciones innovadoras que permitan a los trajes espaciales adaptarse y prosperar en los entornos más extremos y hostiles del espacio.

El reto propuesto a los estudiantes, conocido como Spacesuit User Interface Technologies for Students, pone el foco en la integración de nuevas tecnologías de interfaz entre el usuario y el traje. Los sistemas actuales, si bien han evolucionado notablemente desde los tiempos del programa Apolo, siguen presentando limitaciones en aspectos como la movilidad, la autonomía energética, la gestión térmica y la comunicación con el entorno y con los centros de control en la Tierra.

Uno de los principales desafíos técnicos reside en garantizar la seguridad y comodidad de los astronautas durante las actividades extravehiculares (EVA) en la superficie lunar. La baja gravedad, la radiación cósmica y las extremas diferencias de temperatura —que pueden oscilar entre los 120 ºC al sol y los -180 ºC en la sombra— exigen materiales y soluciones mecánicas de última generación. El polvo lunar, además, supone un reto adicional debido a su abrasividad y capacidad para penetrar en los mecanismos de los trajes.

Los equipos participantes en el desafío han presentado propuestas que van desde sistemas de visualización en casco (HUD) que proyectan información relevante directamente en el campo de visión del astronauta, hasta guantes con sensores hápticos que mejoran la destreza y el control de herramientas y dispositivos. También se han explorado sistemas de monitorización biométrica en tiempo real, con el objetivo de anticipar cualquier problema de salud antes de que se convierta en una amenaza.

El esfuerzo de la NASA por captar talento joven y fomentar la colaboración multidisciplinar se enmarca en el contexto del programa Artemis, cuyo objetivo es establecer una presencia humana sostenible en la Luna de cara a la próxima década. Empresas privadas como SpaceX, que ha sido seleccionada para desarrollar el sistema de aterrizaje lunar, y Blue Origin, que trabaja en tecnologías de soporte vital y hábitats lunares, también están impulsando la innovación en el sector de los trajes espaciales. Por su parte, la española PLD Space, aunque centrada principalmente en lanzadores reutilizables, ha mostrado interés en la colaboración internacional para el desarrollo de sistemas auxiliares de soporte a misiones lunares.

En paralelo, otras empresas como Virgin Galactic continúan avanzando en el turismo espacial suborbital, donde los trajes deben combinar seguridad, ligereza y facilidad de uso para pasajeros sin experiencia previa en el espacio. La evolución de estos trajes, aunque por el momento destinados a vuelos cortos y controlados, ofrece también lecciones valiosas que pueden trasladarse a futuras misiones científicas y comerciales más allá de la órbita baja terrestre.

Mientras las grandes agencias públicas y privadas compiten y cooperan en el desarrollo de tecnologías espaciales, la búsqueda de exoplanetas y la exploración del sistema solar se benefician de los avances en instrumentación y protección para seres humanos que plantean retos similares a los que enfrentan los trajes lunares. Así, la innovación en el diseño de estos equipos no solo servirá para la conquista de la Luna, sino que también sentará las bases para la futura exploración de Marte y otros cuerpos celestes.

El Student Design Challenge de la NASA demuestra que el futuro de la exploración espacial depende tanto de la experiencia acumulada como de la capacidad de imaginar soluciones inéditas. La combinación de talento joven, recursos tecnológicos y colaboración internacional augura una nueva era de avances en la ingeniería de trajes espaciales, esenciales para que los próximos exploradores puedan trabajar y vivir en el espacio de forma segura y eficiente. (Fuente: NASA)