Récord en la comunicación láser: ESA y NASA conectan a 265 millones de kilómetros con Psyche

En un hito tecnológico que marca un nuevo capítulo en las comunicaciones espaciales, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha logrado establecer, por primera vez en la historia, una conexión óptica bidireccional con la nave Psyche de la NASA, situada a una distancia asombrosa de 265 millones de kilómetros de la Tierra. Este logro se ha conseguido gracias a dos estaciones terrestres ópticas, especialmente desarrolladas en Grecia, y al innovador experimento de Comunicaciones Ópticas de Espacio Profundo (DSOC, por sus siglas en inglés) que viaja a bordo de la misión estadounidense.
El avance representa una auténtica revolución para las comunicaciones espaciales, tradicionalmente basadas en ondas de radio, al abrir la puerta a tasas de transmisión mucho más elevadas, que serán esenciales para futuras misiones tripuladas y robóticas a destinos lejanos del Sistema Solar.
El reto de comunicarse en el espacio profundo
Hasta ahora, las misiones espaciales han dependido casi exclusivamente de las ondas de radio para transmitir datos entre las sondas y la Tierra. Sin embargo, a medida que las misiones se vuelven más complejas y generan cantidades ingentes de información —desde imágenes en alta resolución hasta análisis científicos detallados—, las limitaciones de ancho de banda y velocidad de las radiofrecuencias se hacen cada vez más evidentes.
Aquí es donde entra en juego la comunicación óptica, también conocida como comunicación láser. Utilizando haces de luz coherente, se pueden transmitir datos a velocidades cientos de veces superiores a las de las radiofrecuencias, todo ello en un haz mucho más estrecho y seguro frente a interferencias. El principal desafío, sin embargo, radica en la precisión necesaria para apuntar y captar estos diminutos haces a distancias astronómicas, así como en la sensibilidad de los detectores en tierra y a bordo de las naves.
DSOC: un paso de gigante hacia el futuro
El experimento Deep Space Optical Communications de la NASA, integrado en la sonda Psyche —lanzada en octubre de 2023 para explorar uno de los mayores asteroides metálicos del cinturón principal—, es el primer sistema láser de alta capacidad diseñado para operar en el espacio profundo. Su objetivo es demostrar que es posible transmitir grandes volúmenes de datos desde distancias mucho mayores que las alcanzadas hasta la fecha por sistemas ópticos, que hasta ahora apenas se habían probado en órbitas bajas terrestres o a distancias lunares.
La ESA, por su parte, ha desarrollado dos estaciones terrestres ópticas en Grecia, específicamente preparadas para captar las señales láser enviadas desde Psyche y para enviar a su vez comandos ópticos a la nave, estableciendo así el primer enlace bidireccional de este tipo a tales distancias.
Colaboración internacional y aplicaciones futuras
Este logro no solo subraya la excelente colaboración entre la NASA y la ESA, sino que también anticipa un futuro en el que las agencias espaciales y empresas privadas —como SpaceX, Blue Origin o Virgin Galactic— podrán transmitir datos de manera mucho más eficiente, segura y rápida. De hecho, misiones como las futuras exploraciones lunares del programa Artemis, los proyectos de SpaceX para colonizar Marte o la cada vez más intensa búsqueda y estudio de exoplanetas, dependerán en gran medida de la evolución de las comunicaciones ópticas, tanto para la transmisión científica como para la seguridad y el bienestar de los astronautas.
Las agencias europeas también están invirtiendo en iniciativas propias, como la misión de comunicación óptica EDRS (European Data Relay System), que ya opera en órbita geoestacionaria y permite relés de datos casi en tiempo real entre satélites de observación y centros de control. Sin embargo, el salto a las distancias interplanetarias requería una demostración como la alcanzada ahora con Psyche y DSOC.
Un largo camino hasta el primer «láser interestelar»
La hazaña técnica no está exenta de desafíos. La señal láser emitida desde Psyche, tras recorrer los 265 millones de kilómetros hasta la Tierra, llega tan atenuada que requiere detectores ultraprecisos y ópticas de gran tamaño para poder distinguirla del fondo luminoso. Además, el apuntamiento debe ser extremadamente preciso: un pequeño error puede hacer que el haz pase de largo y no alcance los receptores terrestres.
A pesar de estos retos, el éxito de la conexión entre las estaciones griegas de la ESA y la nave de la NASA representa un paso fundamental para el futuro de la comunicación espacial. Se espera que en los próximos años estas tecnologías se apliquen de forma rutinaria en misiones a la Luna, Marte e incluso más allá, permitiendo una auténtica «autopista de la información» entre la Tierra y el cosmos.
El éxito conseguido por la ESA y la NASA con la misión Psyche anticipa una nueva era para las comunicaciones interplanetarias, donde la velocidad de la luz será la base de la transmisión de datos entre mundos. (Fuente: ESA)

 
							 
							