Recortes históricos en la NASA: cancelación de decenas de misiones y miles de despidos

La NASA ha desvelado recientemente los detalles más significativos de su propuesta presupuestaria para el año fiscal 2026, revelando una serie de recortes sin precedentes que afectan tanto a sus misiones científicas como a su plantilla laboral. Esta decisión marca uno de los ajustes presupuestarios más severos en la historia reciente de la agencia espacial estadounidense, con consecuencias que impactarán de forma notable en el desarrollo y la continuidad de numerosos proyectos de exploración y observación espacial.
La propuesta, presentada el pasado 30 de mayo, contempla la cancelación de decenas de misiones científicas en distintas fases de desarrollo. Fuentes internas han señalado que se verán afectados tanto proyectos en sus primeras etapas de planificación como otros que ya estaban en fases avanzadas de integración y pruebas. Entre los programas más relevantes que podrían verse recortados se encuentran iniciativas de observación de la Tierra, estudios planetarios y misiones de astrofísica, áreas tradicionalmente prioritarias para la NASA.
El ajuste presupuestario también se traduce en un impacto directo sobre el empleo: se prevé la eliminación de varios miles de puestos de trabajo, tanto de personal propio como de contratistas asociados a los diferentes centros y misiones de la agencia. Este proceso de reducción de plantilla, además de representar una importante pérdida de capacidades técnicas y científicas, podría afectar a la retención de talento y a la continuidad de conocimientos clave en el sector aeroespacial estadounidense.
La coyuntura financiera de la NASA no es ajena a los retos presupuestarios que enfrentan otras agencias y empresas del sector espacial. En los últimos años, el auge de actores privados como SpaceX, Blue Origin o Virgin Galactic ha transformado el panorama de la exploración y explotación del espacio. Estas compañías han logrado importantes avances, como la reutilización de lanzadores o el desarrollo de naves suborbitales y sistemas de transporte tripulado, a menudo con presupuestos más ajustados que los de las agencias estatales.
SpaceX, por ejemplo, ha consolidado su liderazgo en el lanzamiento de satélites y misiones de reabastecimiento a la Estación Espacial Internacional (ISS), y ya está inmersa en el desarrollo de Starship, el sistema que pretende llevar a la humanidad de vuelta a la Luna y, posteriormente, a Marte. Blue Origin, por su parte, está centrada en el desarrollo del lanzador New Glenn y del módulo lunar Blue Moon, además de sus vuelos suborbitales comerciales. Mientras tanto, Virgin Galactic avanza en la comercialización de vuelos turísticos espaciales, habiendo completado con éxito varias misiones suborbitales en el último año.
En Europa, compañías emergentes como la española PLD Space han conseguido hitos notables, como el reciente vuelo inaugural del cohete Miura 1, posicionando a España en la vanguardia de la industria de lanzadores ligeros. La Agencia Espacial Europea (ESA) también enfrenta sus propios desafíos presupuestarios, intentando mantener su competitividad en un entorno internacional cada vez más dinámico.
Frente a este nuevo escenario, la NASA se ve forzada a priorizar sus recursos, concentrando sus esfuerzos en programas estratégicos como el regreso a la Luna con el programa Artemis y el mantenimiento de la presencia estadounidense en la ISS. Sin embargo, la reducción de inversiones en ciencia básica y desarrollo tecnológico plantea dudas sobre la capacidad de la agencia para sostener su liderazgo global en el largo plazo.
La decisión de recortar el presupuesto y cancelar misiones responde en parte a las restricciones impuestas por el Congreso de Estados Unidos, que en los últimos años ha buscado reducir el gasto federal en diversas áreas, incluida la exploración espacial. No obstante, voces de la comunidad científica y tecnológica han advertido sobre el riesgo de perder capacidades estratégicas y de ralentizar el ritmo de innovaciones que, históricamente, han surgido de los programas de la NASA.
En definitiva, la propuesta presupuestaria para 2026 supone un punto de inflexión para la NASA y el conjunto del sector espacial estadounidense, obligando a replantear prioridades y a buscar nuevas fórmulas de colaboración público-privada que permitan mantener la ambición exploradora en tiempos de ajustes económicos.
(Fuente: SpaceNews)

 
							 
							