Relativity Space avanza hacia el debut orbital del Terran R tras culminar la sección de empuje

El sector aeroespacial privado sigue marcando hitos significativos en 2024, con empresas como SpaceX consolidando su dominio en la reutilización de cohetes y otras nuevas compañías como Relativity Space avanzando con propuestas tecnológicas disruptivas. Mientras la familia Falcon de SpaceX continúa demostrando la fiabilidad de la reutilización de sus primeras etapas y carenados —con más de 300 lanzamientos a sus espaldas y récords de reutilización con algunos propulsores superando las 20 misiones—, Relativity Space ha alcanzado un punto crítico en el desarrollo de su ambicioso lanzador Terran R.
Relativity Space, fundada en 2015 y con sede en Long Beach, California, se ha destacado desde sus inicios por el empleo de la impresión 3D a gran escala para la fabricación de cohetes. Su primer modelo, el Terran 1, voló por primera vez en marzo de 2023, logrando superar la separación de etapas en su vuelo inaugural, aunque no alcanzó la órbita. Tras el aprendizaje de esa misión, la empresa ha apostado por el Terran R, un lanzador totalmente reutilizable y de mayores dimensiones, pensado para competir en el mercado de carga pesada y con especial atención al segmento de vuelos interplanetarios y de satélites de gran tamaño.
En las últimas semanas, Relativity Space ha completado la construcción de la sección de empuje —thrust section— de su primer Terran R, una pieza clave que soporta los motores principales y distribuye las fuerzas generadas durante el despegue. Este componente, impreso casi en su totalidad mediante tecnología aditiva de última generación, destaca por su ligereza, resistencia y la reducción de los tiempos de fabricación respecto a los métodos tradicionales. La impresión 3D permite además iterar rápidamente el diseño y corregir posibles fallos estructurales antes de la integración final con el resto de la etapa principal.
El Terran R está diseñado para ser un lanzador de dos etapas, con una altura superior a los 66 metros y una capacidad de carga en torno a las 23 toneladas a la órbita baja terrestre en configuración totalmente reutilizable. El corazón de su sistema de propulsión lo componen siete motores Aeon R, alimentados por metano líquido y oxígeno líquido, una elección que refleja la tendencia de la industria hacia propelentes más limpios y eficientes, y que facilita la reutilización al reducir la acumulación de residuos de combustión.
Actualmente, los ingenieros de Relativity están sometiendo la sección de empuje y los motores Aeon R a una campaña intensiva de ensayos en el centro de pruebas Stennis, de la NASA, en Misisipi. Estas pruebas incluyen encendidos estáticos, verificación de tolerancias estructurales y comprobaciones de los sistemas criogénicos, aspectos fundamentales para garantizar la seguridad y fiabilidad en la plataforma de lanzamiento. La empresa espera completar el ensamblaje final y realizar las pruebas de integración en las próximas semanas, con la vista puesta en un lanzamiento inaugural previsto para finales de 2024 o principios de 2025 desde Cabo Cañaveral.
Este impulso de Relativity Space se produce en un contexto de efervescencia en la industria espacial. SpaceX, por su parte, continúa batallando con el desarrollo de Starship —el mayor cohete jamás construido— y mantiene un ritmo frenético de lanzamientos con Falcon 9 y Falcon Heavy, consolidando la reutilización como el estándar de facto. Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos, también acelera el desarrollo del New Glenn, su cohete orbital pesado, tras el éxito reciente de su New Shepard en vuelos suborbitales turísticos.
En Europa, la española PLD Space prepara el salto orbital del Miura 5 tras el exitoso vuelo suborbital del Miura 1 en Huelva, mientras Virgin Galactic prosigue con su programa de vuelos turísticos en la frontera del espacio. No menos relevante es el papel de las agencias públicas: la NASA ultima los preparativos para la misión Artemis II, que llevará astronautas alrededor de la Luna, y sigue realizando descubrimientos en torno a exoplanetas potencialmente habitables gracias al telescopio James Webb. La ESA, por su parte, avanza con el Ariane 6, que promete devolver a Europa la independencia en el acceso al espacio tras la retirada del Ariane 5.
La finalización de la sección de empuje del Terran R marca una nueva etapa en la carrera de Relativity Space. Si logran cumplir sus ambiciosos plazos y demostrar la fiabilidad de su tecnología impresa en 3D, la empresa podría convertirse en un actor crucial en el transporte espacial de carga pesada y, a medio plazo, en las misiones interplanetarias. El sector observa con atención este avance, consciente de que la competencia y la innovación continuarán transformando la industria espacial en los próximos años.
(Fuente: NASASpaceflight)

 
							 
							