Un pulso desde Turín: así se salvó la misión DART antes de impactar el asteroide Dimorphos

El 11 de septiembre de 2022, un modesto centro de control de vuelo en Turín, Italia, se convirtió en protagonista de una de las operaciones más arriesgadas y novedosas de la exploración espacial reciente. Ingenieros italianos enviaron una señal de radio al espacio profundo, dirigida a la nave DART (Double Asteroid Redirection Test) de la NASA, que se encontraba a más de 8 millones de kilómetros de la Tierra. Este discreto impulso de comunicación desencadenó una serie de comandos automáticos en la nave, asegurando su correcta orientación y funcionamiento antes de su histórico impacto contra el asteroide Dimorphos.
DART, el proyecto pionero de la NASA para probar la defensa planetaria, tenía como objetivo demostrar la viabilidad de desviar un asteroide de su trayectoria mediante el impacto cinético. La nave, lanzada en noviembre de 2021 a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, se dirigía a máxima velocidad hacia el sistema binario Didymos, formado por el asteroide principal y su satélite, Dimorphos. El reto no era menor: golpear un objetivo de apenas 160 metros de diámetro, situado a millones de kilómetros de distancia y moviéndose a gran velocidad, requería una precisión y coordinación sin precedentes.
La operación coordinada desde Turín fue crucial en las últimas etapas de la misión. La señal enviada permitió activar una serie de comandos preprogramados que pusieron en marcha los sistemas autónomos de navegación y orientación de DART. Este procedimiento garantizó que la nave pudiera hacer los ajustes finales de rumbo y velocidad de forma independiente, dado que el retardo en las comunicaciones con la Tierra —de varios minutos— impedía cualquier control manual en tiempo real.
El impacto controlado de DART, que se produjo el 26 de septiembre de 2022, fue seguido con expectación por las principales agencias espaciales del mundo, así como por empresas privadas que observan con interés el desarrollo de tecnologías para la protección de la Tierra ante posibles amenazas cósmicas. El éxito de la misión fue confirmado poco después, gracias a las imágenes enviadas por la nave italiana LICIACube, desarrollada por la Agencia Espacial Italiana (ASI), que acompañaba a DART y documentó en detalle el resultado de la colisión.
Este logro marca un antes y un después en la colaboración internacional y en la aplicación de tecnología de vanguardia para la defensa planetaria. SpaceX, cuya plataforma Falcon 9 ha demostrado una vez más su fiabilidad y capacidad para misiones interplanetarias, consolida así su posición como socio indispensable de la NASA y otras agencias espaciales que buscan reducir costes y aumentar la autonomía en el acceso al espacio.
La operación también refuerza el papel de la Agencia Espacial Europea (ESA) y sus socios, como la italiana ALTEC, en el ámbito de la exploración y la seguridad espacial. En el futuro, la misión europea Hera, que será lanzada en 2024, analizará en detalle los efectos del impacto de DART sobre Dimorphos, proporcionando datos clave para diseñar estrategias de desvío de asteroides potencialmente peligrosos.
Mientras tanto, otras empresas privadas como Blue Origin y Virgin Galactic continúan avanzando en sus propios proyectos de transporte suborbital y orbital, aunque todavía lejos de la sofisticación y el impacto mediático de misiones como DART. En paralelo, la compañía española PLD Space prepara el lanzamiento de sus cohetes Miura, con la aspiración de situar a España en el reducido círculo de países capaces de acceder al espacio de forma independiente.
El hallazgo y estudio de exoplanetas por parte de misiones como TESS y el telescopio espacial James Webb sigue ampliando el horizonte del conocimiento, aunque la defensa planetaria se perfila como una prioridad creciente en la agenda internacional. La colaboración entre agencias públicas y empresas privadas parece ser la clave para afrontar los desafíos técnicos y logísticos que plantea la protección de nuestro planeta frente a los riesgos provenientes del espacio.
En definitiva, la señal enviada desde Turín aquel 11 de septiembre de 2022 no solo representa una proeza tecnológica, sino también un ejemplo de cooperación internacional y visión de futuro. El éxito de la misión DART marca un hito en la historia de la exploración y la defensa planetaria, consolidando a Europa y Estados Unidos como líderes en la protección de la Tierra frente a las amenazas del cosmos.
(Fuente: NASA)

 
							 
							