La industria espacial reclama al Congreso de EE. UU. que salve el sistema de coordinación de tráfico espacial

En las últimas semanas, una coalición formada por empresas y asociaciones del sector espacial comercial ha intensificado su presión sobre el Congreso de Estados Unidos para garantizar la continuidad y el pleno financiamiento del sistema nacional de coordinación del tráfico espacial, conocido como TraCSS (Traffic Coordination System for Space). Esta iniciativa, bajo el paraguas del Departamento de Comercio, se enfrenta a una posible cancelación tras la propuesta de la administración Biden de suspender su desarrollo y operaciones.
El sistema TraCSS, lanzado originalmente en 2018 como respuesta al aumento exponencial de satélites y basura espacial en órbita terrestre baja, tiene por objetivo convertirse en una herramienta centralizada para el seguimiento, monitoreo y coordinación del tráfico espacial comercial. Su función principal es evitar colisiones entre satélites, coordinar maniobras de evasión y proporcionar alertas tempranas tanto a operadores privados como públicos, un servicio cada vez más vital ante la proliferación de megaconstelaciones como Starlink de SpaceX y los proyectos de OneWeb y Amazon Kuiper.
Durante décadas, la responsabilidad de monitorizar objetos en órbita y emitir alertas recaía sobre el Departamento de Defensa estadounidense, que, aunque dispone de una de las redes de radar y sensores más avanzadas del mundo, prioriza sus propios activos militares y de seguridad. El auge de la actividad espacial privada en los últimos años, con numerosas empresas lanzando satélites para comunicaciones, observación de la Tierra y experimentación científica, ha hecho necesario un sistema civil, transparente y orientado a las necesidades del sector comercial.
El Departamento de Comercio, a través de su Oficina de Política Espacial y Asuntos Comerciales (OSCPS), asumió el reto de desarrollar TraCSS, con la promesa de ofrecer servicios de seguimiento y coordinación más precisos, actualizados y adaptados al ritmo del sector privado. Sin embargo, la propuesta presupuestaria de la administración Biden para el ejercicio fiscal 2025 plantea la cancelación del programa, argumentando solapamientos con los servicios militares y la necesidad de priorizar otros proyectos.
La reacción del sector no se ha hecho esperar. En una carta dirigida a los comités de asignaciones del Congreso, más de una veintena de entidades, entre ellas la Space Data Association, la Satellite Industry Association y representantes de grandes empresas como SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic, han reclamado mantener y aumentar los fondos para TraCSS. Argumentan que la seguridad y sostenibilidad a largo plazo de la órbita terrestre depende de contar con un sistema civil robusto, abierto y accesible, capaz de gestionar el tráfico de miles de satélites comerciales que operan en la actualidad y los muchos más previstos para la próxima década.
SpaceX, por ejemplo, ya ha superado los 6.000 satélites Starlink en órbita y prevé alcanzar los 12.000 antes de 2030. El riesgo de colisiones aumenta con cada nuevo lanzamiento, y la comunidad internacional observa con preocupación la falta de un sistema global de coordinación. Países como la Unión Europea y China también están desarrollando sus propios sistemas de gestión de tráfico espacial, pero, según los expertos, la interoperabilidad y el intercambio de datos solo serán posibles si Estados Unidos lidera la iniciativa desde un enfoque civil y colaborativo.
Virgin Galactic y Blue Origin, centradas en el turismo suborbital y los lanzamientos comerciales, han subrayado igualmente la importancia de la transparencia y la previsibilidad en la gestión del espacio cercano a la Tierra, donde el tráfico de naves y satélites es cada vez más intenso. La experiencia europea también aporta lecciones valiosas: la española PLD Space, pionera en lanzadores reutilizables para cargas ligeras, ha destacado la necesidad de contar con sistemas internacionales de alerta y coordinación, especialmente de cara al inicio de operaciones comerciales de cohetes como el Miura 5.
El debate sobre TraCSS se enmarca en una coyuntura internacional marcada por el incremento de descubrimientos de exoplanetas, misiones de exploración lunar y marciana como las de la NASA y las nuevas iniciativas privadas para el desarrollo de estaciones espaciales comerciales. La infraestructura de gestión del tráfico orbital es, en opinión de la industria, tan esencial como las propias plataformas de lanzamiento o los sistemas de propulsión.
En última instancia, la decisión sobre el futuro de TraCSS dependerá del Congreso estadounidense, que tendrá que equilibrar prioridades presupuestarias en un contexto de fuerte competencia internacional y crecimiento sin precedentes de la economía espacial global. La comunidad espacial comercial insiste en que cancelar el sistema sería un grave error estratégico y un paso atrás en la seguridad y sostenibilidad del espacio, en un momento en que la humanidad está a las puertas de una nueva era de exploración y explotación del cosmos.
(Fuente: SpaceNews)
